¿Por qué no recordamos casi nada de la niñez?
AMNESIA INFANTIL, EL MISTERIO DE LA MEMORIA PERDIDA
Maribel Gámez, 3-4-2024
El reverso de su mano abierta estaba posada en la superficie de la arena cuando otro niño pasó corriendo tan cerca de ella que le pisó la mano aplastándola completamente. Sintió un dolor intenso. Toda su atención se concentró en su mano, cuyo estado tras el pisotón no sabía valorar. Percibía una sensación terriblemente desagradable y se puso a llorar sin consuelo. Sus padres recuerdan que estuvo llorando casi continuamente durante los siguientes dos días después del suceso y que se negó durante una semana entera a volver a la escuela infantil. La arena dejó de ser su juego favorito. Tras ver su reacción, sus padres creyeron que no podría olvidarlo nunca.
Sin embargo, si le preguntan ahora, a sus 18 años, a punto de entrar en la universidad, Lidia no guarda ningún recuerdo. Solo conoce esta anécdota por lo que sus padres le han contado.
Sus padres creyeron que no podría olvidarlo nunca. Lidia, de tres años, se encontraba jugando en el patio de la escuela infantil junto a otros niños de su edad. Cogía arena con sus pequeñas manos, percibÍa su tacto rugoso, lo poco que pesaba, lo moldeable que se mostraba al obedecer sus deseos de agrupar los granos en pequeñas montañas. La podía hacer cambiar de lugar, si quería, tirándola al suelo para luego recuperarla, sin perderla. Su juego no tenía fin y su cerebro percibía la relación de poder que ella ejercía sobre su entorno, cambiándolo, transformándolo a su antojo.
Contenta, Lidia, se agachó para recoger con su pequeña mano otro puñado de arena, lentamente, sin preocuparse de lo que ocurría a su alrededor. Pero estaba a punto de desencadenarse una pequeña gran tragedia.
La capacidad de recordar avanza con la edad; esto es, a más edad los recuerdos infantiles aparecen con más facilidad en la memoria de los adultos. Las conclusiones de las investigaciones revelan que apenas tenemos algún recuerdo de la primera etapa, de los cero a los tres años y progresivamente los recuerdos van apareciendo para ser numerosos a partir de los 7 años de edad.
El termino amnesia infantil para denominar la incapacidad de los adultos para recordar episodios de su infancia, y/o de dar cuenta de pocos recuerdos de carácter fragmentario, se lo debemos a Sigmund Freud. Gracias a su observación continuada de lo que sus pacientes le narran se da cuenta de este fenómeno y en varios de sus trabajos habla y bautiza el fenómeno como lo conocemos en el presente.
La incapacidad para recuperar recuerdos infantiles es la causa de que Lidia no sea capaz de traer al presente ninguna anécdota de cuando contaba con tres años. Este fenómeno, el olvido de vivencias de edades tempranas o la recuperación solo de pequeños fragmentos, recibe el nombre de amnesia infantil y se considera un fenómeno universal. Los momentos importantes de la niñez viven, entonces, gracias a fotografías o recuerdos transmitidos por otras personas.
¿En qué edades se da esta misteriosa amnesia? La información que personas en edad adulta ofrecen a los investigadores sobre los primeros años de su vida hablan de dos momentos en la etapa infantil que están afectados por este olvido: una primera etapa que abarca de los cero a los tres años y una segunda que comprende de los tres a los siete años.
Para entender bien las conclusiones a las que a las que llegamos los psicólogos sobre el tema hay que saber que existen diferentes tipos de memoria y que el olvido infantil afecta a una clase en concreto: la memoria declarativa o explícita. Los recuerdos personales, episodios únicos de nuestra historia íntima como el de Lidia, son los que no podemos traer al presente cuando somos adultos si han ocurrido en ese periodo que comprende de los cero a los siete años. ¿Dónde se encuentra en el cerebro la memoria biográfica, que nos permite recordar o no de adultos lo que vivimos de niños?
El hipocampo, una estructura que se encarga de la formación de recuerdos y que pertenece al sistema límbico responsable de la regulación emocional, situado en el lóbulo temporal del cerebro, es el principal sospechoso.
En sus obras Estudios sobre la histeria (1895) y Tres ensayos para una teoría sexual (1905), Freud desarrolló una teoría sobre este asunto que colocaba el sexo en el centro de la explicación: decía que los recuerdos no se recuperaban en la adultez porque eran reprimidos debido a su contenido sexual pervertido. Mucho ha llovido desde entonces y la investigación ha dejado atrás estas ideas y ha tomado el camino de la ciencia para dar una explicación a este olvido.
Se ha escrito mucho sobre lo que provoca la amnesia infantil pero todavía no se ha sido capaz de explicar completamente este fenómeno, aunque hay investigaciones muy esclarecedoras al respecto. Procesos evolutivos, biológicos, propios de la edad temprana en la que ocurre, parecen erigirse como los principales sospechosos.
hipocampo una densa red de conexiones durante los dos primeros años de vida que seguirá fortaleciéndose hasta la adolescencia.
¿Es la inmadurez del hipocampo y su falta de conexiones con otras zonas cerebrales la respuesta al misterio? En 2012 se desarrolla una teoria también centrada en el hipocampo que arroja más luz para entender el olvido de los recuerdos infantiles. Se centra en el proceso por el cual el cuerpo humano es capaz de regenerar sus células, es decir, de crear células nuevas, a partir de células madre que tienen la capacidad de reproducirse y especializarse en otras células e incluso crear más células madre. Esta maravilla biológica se llama neurogénesis y solo se da en dos lugares del cerebro tras el nacimiento.
Como decía antes, aún no hay una explicación total y satisfactoria sobre la amnesia infantil, pero lo que está claro es que el hipocampo está involucrado en cualquier teoría al respecto. Al nacer, el hipocampo ya está formado, pero aún no completamente; se sigue desarrollando tras el nacimiento. En concreto, una zona del hipocampo llamada giro dentado, cuyas células no se forman hasta los 12 o 15 meses de edad. Esta zona establece conexiones, cuando está totalmente formado, con otras estructuras cerebrales como la amígdala, responsable esta de procesar las respuestas emocionales.
También las establece con el cortéx, una fina capa de sustancia gris que recubre el cerebro y es capaz de procesar los estímulos que vienen del entorno. En concreto, la corteza prefrontal, donde residen las funciones mentales superiores, desarrolla con el
se agreguen a las redes neuronales existentes en el cerebro infantil, redes que posibilitan los recuerdos mediante reacciones electroquímicas los recuerdos. De esta manera, degrada y/o elimina las antiguas conexiones, modificando o borrando los recuerdos existentes, hecho que explicaría la amnesia infantil. Además se ha comprobado que al contrario funciona igual: cuando los niveles de neurogéneis decaen se pueden consolidar con facilidad recuerdos en la memoria a largo plazo para ser recuperados cuando el organismo lo necesite.
Tras estas conclusiones, es inevitable hacerse una pregunta importante sobre la memoria: si la neurogénesis, la generación de nuevas células en el cerebro, dura toda la vida, ¿por qué no dificulta recordar otras etapas, como, por ejemplo la adolescencia o períodos de la edad adulta?
Y efectivamente, el hipocampo es una de ellas, en concreto un área llamada zona subgranular del hipocampo, al que migran nuevas neuronas que se instalan en el giro dentado. De hecho, se ha visto que incluso en edades muy avanzadas, incluso como los 90 años, tiene lugar la generación de nuevas neuronas. La otra zona del cerebro donde se da este fenómeno es la zona paraventricular, que también genera neuronas nuevas que van a formar parte, esta vez, de los circuitos que forman las redes neuronales del bulbo olfativo, responsable de lo que olemos y que está en contacto directo con el hipocampo y la amígdala.
Esta teoría de la que hablamos gira en torno a la neurogénesis, que sería la responsable de la dificultad para recordar esos primeros años. La neurogénesis masiva, propia de los primeros años de vida, provoca que las nuevas neuronas que se forman
Es en ese momento también cuando se termina la época en la que el niño no diferencia la fantasía de la realidad, así como también se desarrolla el pensamiento interno. Esa edad coincide, como hemos visto, con la capacidad para recordar más aspectos de nuestra vida que en los años preescolares.
Los psicólogos tenemos muy en cuenta que el lenguaje es una herramienta que codifica, mediante palabras, aquello que vivimos. Las palabras hacen más sencilla la tarea de contarnos nuestra propia narrativa funcionando como un ancla que ayuda a traer a la memoria las vivencias personales cuando somos adultos. Cuando se les pregunta a los adultos en los estudios el motivo por el que creen que no son capaces de recordar, o hacerlo muy poco, experiencias infantiles, lo achacan a que aún no tenían palabras para poder explicar aquello que les ocurría.
Se ha comprobado que la actividad neurogenésica es muy alta en la infancia y mucho menor en el resto de la vida, y no solo humana. Se han hecho experimentos, además de con humanos, con ratas, cerdos y monos que corroboran que a mayor actividad neurogenésica, menor capacidad de formar recuerdos y recuperarlos.
Pero no solo el hipocampo parece involucrado en los problemas de amnesia infantil, el desarrollo del lenguaje también afecta a la capacidad para formar recuerdos que se pueden recuperar posteriormente, de adulto. El lenguaje de un niño de 6-7 años es, sintacticamente hablando, prácticamente similar al de adulto, salvando la regresión causada en las últimas décadas por la cada vez más deficiente educación y, más recientemente, por las pantallas.
Lo que implica la consciencia de que las palabras facilitan el recuerdo. Lo que sí está claro es que la emergencia de la memoria biográfica marca el comienzo del fin de la amnesia infantil.
Seguiremos, seguro, llevando a cabo investigaciones que profundicen más sobre el tema del olvido infantil y provoquen que entendamos mejor el funcionamiento de esa maravilla que es el cerebro. Pero por el momento podemos explicar de manera bastante completa este misterio que ya lo es mucho menos.
¿Sigues teniendo dudas sobre el motivo por el que no recuerdas tu infancia? Ven a vernos, la amnesia infantil no es el único motivo que explica este fenómeno.
BIBLIOGRAFÍA