Coronavirus
Maribel Gámez, 20-4-2020
Descripción del problema
Nunca antes nos habíamos enfrentado, en Europa, a una situación semejante. Millones de personas permanecen confinadas en sus casas a causa de la declaración del estado de alarma debido a la propagación de un coronavirus que ataca, sobre todo, a personas de avanzada edad y con patologías previas.
El confinamiento provoca problemas psicológicos que, salvando las distancias, han sido ampliamente recogidos gracias a las investigaciones realizadas en cárceles. Uno de lo síntomas más habituales es la apatía y la tristeza, provocada por la lejanía de nuestros seres queridos y también por la exposición a estímulos repetitivos, un día tras otro. Son frecuentes las dificultades para concentrarse y la desorientación espacio-temporal que ocasionan problemas para saber en qué día se vive o qué hora es, en personas sin patologías previas.
Especialmente vulnerables a esta situación de encierro se encuentran las personas que, al proclamarse el estado de alarma, sufrían trastornos psicológicos previos, como la depresión, la ansiedad o enfermedades mentales graves. El confinamiento expone a la persona a entornos limitados y rutinarios, poco estimulantes, situación que puede aumentar sus problemas psicológicos manteniéndolos lejos de su red de apoyo habitual, que podría hacer de freno a este empeoramiento. Si el confinamiento se prolonga en el tiempo, puede provocar problemas físicos derivados de la presión psicológica que la situación conlleva, como dolores estomacales, diarrea, cefaleas y desregulación en los ritmos de sueño y comida.

¿Sabías qué?
¿El confinamiento provocado por el estado de alarma ocasiona un estado de vigilancia y presión psicológica y física que produce que los sentidos estén alerta y se saturen por la cantidad y el impacto emocional de la información que reciben?
Es una situación propicia para sentir cansancio y agotamiento constantes debido a la energía que se necesita para mantener el estado de vigilancia física y psicológica. Esto puede provocar una disminución en el deseo de comunicarse con los demás durante la cuarentena y la búsqueda de un mayor aislamiento.

Si quieres saber más...



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Mantener el equilibrio entre la comunicación con los demás y los momentos de esparcimiento a solas.
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Es una oportunidad para observarse a sí mismo y conocerse mejor, requisito indispensable para poner en marcha cambios deseados y ser más libre.
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Realizar una buena gestión de los pensamientos. Cuidado con anticipar situaciones futuras catastróficas y regodearse en ellas o lamentarse constantemente de la situación en la que uno se encuentra.