Y, SI ERES CHICA, OLFATEAR A OTRAS CHICAS QUIZÁ TE PERMITA VIVIR MÁS AÑOS
Bueno, de momento sabemos que les funciona a los ratones; pero todo indica que puede ocurrir también con el resto de mamíferos. Al menos, ésta es la conclusión de los investigadores de las universidades de Otago (Nueva Zelanda) y de Saarland (Alemania) Michael Garratt, Christine Neyt, Sharon R. Ladyman, Martina Pyrski, Frank Zufall y Trese Leinders-Zufall en el estudio ‘Sensory detection of female olfactory cues as a central regulator of energy metabolism and body weight in male mice’, publicado en iScience el pasado 20 de marzo.
Efectivamente, ratones macho recién nacidos expuestos durante sesenta días a quimioestímulos de hembras, es decir, olores y feromonas, incrementaron su peso corporal y sus niveles de grasa corporal en menor medida que los integrantes del grupo de control de ratones macho sin capacidad olfativa. Por su parte, las integrantes del grupo de ratones hembra expuestos a los mismos quimioestímulos femeninos tampoco experimentaron alteraciones en su normal desarrollo corporal.
Lo que significa que la detección de quimioestímulos femeninos es un regulador central del metabolismo energético y el almacenamiento de lípidos en los machos, desarrollándose más esbeltos y atléticos incluso cuando fueron sometidos a una dieta rica en grasas.
No ocurrió lo mismo cuando fueron ratones hembra las expuestas a quimioestímulos de machos, ni cuando fueron machos los expuestos a estos mismo quimioestímulos. En ambos casos, la transformación de nutrientes en energía no experimentó ninguna aceleración metabólica.
Pero tan curioso o más que lo anterior es que, en cambio, las ratonas expuestas a quimioestímulos de otras hembras retrasaron su desarrollo sexual y vivieron una media un 8% más que las no expuestas.
"Hasta donde sabemos, ésta es la primera observación de que la esperanza de vida puede aumentar en un mamífero por señales olfativas o, de hecho, por factores secretados que se encuentran en los lechos usados y en la orina", afirmó el Dr. Michael Garratt.
Y añadió: "En términos más generales, el trabajo insinúa que algunas señales sensoriales de nuestro entorno social pueden provocar cambios en nuestra fisiología y desarrollo, lo que puede tener efectos a largo plazo que se extiendan hasta influir en cómo transformamos los nutrientes en energía y en cómo envejecemos."
A partir de aquí hay mucho que investigar. El estudio completo puede leerse en https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC10067763/
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⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️
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Importantísima investigación, habrá que seguir su pista. Las consecuencias pueden ser tremendas.
❤️
Interesantísima noticia, confío en que se siga atentos a futuros estudios.