JUEGOS SENSORIALES PARA NIÑOS INTENSOS

Cada niño es diferente y esas diferencias se ven ya al  nacer: unos comen mucho, otros poco; unos duermen varias horas sin grandes problemas, otros pasan largas noches de insomnio. Las disparidades en estas actividades son solo dos ejemplos que los padres pueden ver con claridad cuando comparan a sus hijos con cómo fueron sus otros hijos mayores o, también, con otros niños cercanos a la familia. Sin embargo, no son las únicas diferencias. Hay niños que nacen con una sensibilidad especial, una capacidad de recepción intensa de la información que les llega a través de los sentidos.

Como se sabe, la información que recibimos del exterior llega a través de los cinco sentidos clásicos: gusto, olfato, vista, oído y tacto, y de un sexto, la propiocepción, que es la capacidad para percibir las sensaciones físicas del cuerpo. Dicha información se procesa en el cerebro, en el sistema nervioso central que, con la información recibida y la que ya tiene almacenada en la memoria, ajusta la respuesta que se debe dar al entorno para que esta sea la más adaptativa posible dentro del contexto en el que el organismo se mueve.

Ese procesamiento de la información, que es el procesamiento sensorial, cada persona puede vivirlo con mayor o menor intensidad. Algunos niños son muy sensibles al tacto, otros a los olores de su alrededor; algunos muestran una respuesta sensorial intensa a cualquier información que le llegue de cualquier sentido. Últimamente se ha hablado de que estos niños, que muestran una reacción intensa a lo que les rodea, pueden formar un grupo especial y se ha llegado a denominar “niños altamente sensibles”.

Sin embargo, aún queda mucha investigación que hacer al respecto, ya que el diagnóstico de estos niños solo se hace a través de informes subjetivos, es decir, de información que la familia da al profesional de la Psicología cuando se sospecha que esto puede ocurrirle a su hijo. Seguramente, pronto se  normalizará la realización de pruebas médicas que midan las diferencias en umbrales sensitivos de cada niño y así se pueda contar con unos resultados objetivos que respalden la idea de que son un grupo diferente al resto y se les pueda poner un nombre. Lo que sí está claro es que hay niños, y adultos, más sensibles que otros. 

Mientras la ciencia avanza se puede aprovechar esta reacción intensa a los estímulos con una serie de juegos que pueden hacer las delicias de los niños que buscan la estimulación sensorial como fuente de juego, de aprendizaje y de placer. Estas son algunas ideas de actividades que están divididas por el sentido principal que estimulan aunque, como es de esperar, muchas estimulan varios sentidos a la vez.

Para el olfato:

- Jugar a oler especias y hierbas, con los ojos cerrados, para adivinar de cual se trata.

- Cocinar usando ingredientes de olor intenso como cítricos, especias o algunas plantas como    la cebolla o el ajo.

Para el tacto:

- Juegos donde intervenga el agua como tirarse globos de agua, imaginarse aventuras cuando están en la bañera, etc.

- Juegos de plastilina, arcilla, fimo o pintura de dedos. Cualquier material para moldear puede ser adecuado.

- Hacer papel maché con papel triturado, agua y pegamento. También se puede usar papel charol para realizar manualidades.

- Ir a un parque de bolas.

- Jugar con espuma de afeitar o jabón.

- Hacer una caja sorpresa con pequeños juguetes dentro que tenga que coger el niño con los ojos cerrados.

- Cuentos sensoriales. Consisten en imitar sonidos o realizar los actos que los protagonistas narran mientras se va contando el cuento.

Para el gusto

- Comer alimentos nuevos, probando diferentes sabores.

- Comer con los ojos cerrados.

Para el oído

- Construir legos.

-  Jugar con arroz y otras legumbres.

-Tocar instrumentos musicales.

Para la propiocepción

- Ir al parque de atracciones y montarse en la montaña rusa o en cualquier otra atracción que implique movimiento físico.

- Hacer deporte.

- Imprimir calor  con un saco de semillas en la piel.

- Ir al parque y montarse en los columpios.

- Jugar en una cama elástica.

- Recibir un masaje o caricias de los padres.

- Juegos de mímica.

- Girar sentado en una silla de oficina

Para la vista:

- Mirar a través de un caleidoscopio.

- Si hay disponibilidad, también se puede estimular la vista mediante la observación del firmamento a través de un telescopio.

- Pintar con diferentes colores y tipos de material: acuarela, pastel, rotulador, etc.

- Mirar una lámpara de lava.

- Hacer manualidades con purpurina o materiales similares.

Espero que os haya sido útil la lista. Si tienes dudas acerca de la reacción de tu hijo a los estímulos sensoriales no dudes en consultarnos, estaremos encantados de atenderte.

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