Los mamíferos utilizamos diversos fluidos corporales para transmitir señales químicas de impacto social y son varios los estudios realizados al respecto. Hasta ahora, la investigación sobre quimioseñalización social en humanos se ha centrado especialmente en el sudor, mientras que la investigación en roedores se ha centrado principalmente en la orina. Sabemos por anteriores estudios que la quimioseñalización social también se extiende a secreciones como las heces, la leche y las lágrimas.
La señalización lagrimal de roedores se ha estudiado en dos contextos diferentes: reproducción y agresión. En la reproducción se ha comprobado que un péptido específico masculino secretado por la glándula lagrimal extraorbitaria mejora el comportamiento sexual receptivo femenino.
Por lo que respecta a los comportamientos agresivos, la mayoría de las señales lagrimales parecen bloquear la agresión. Esto se identificó por primera vez en ratas topo ciegas, donde los machos subordinados se cubren de lágrimas para reducir la agresión masculina dominante hacia ellos. Posteriormente se verificó experimentalmente de manera inequívoca que el líquido lagrimal de ratones hembra contiene señales que suprimen la agresión de machos mediante la modulación de la actividad en sus redes cerebrales de agresión.
En contraste con este extenso cuerpo de investigación sobre la quimioseñalización de las lágrimas en roedores, sólo existía evidencia limitada sobre la quimioseñalización de las lágrimas en humanos. Sí se sabía que las lágrimas femeninas humanas contienen una señal química perceptualmente inodora que, cuando se inhala, reduce la testosterona en los hombres.
Dado que la testosterona masculina reducida se asocia con una agresión masculina proporcionalmente reducida, la investigación realizada por Shani Agron , Claire A. de March, Reut Weissgross, Eva Mishor, Lior Gorodisky, Tali Weiss, Edna Furman-Harán, Hiroaki Matsunami y Noam Sobelaquí se propuso probar la hipótesis de que, al igual que en los roedores, las lágrimas humanas contienen una señal química que bloquea la agresión.
Los resultados de la misma se han publicado el 21 del pasado mes de diciembre en PLOS Biology, ‘A chemical signal in human female tears lowers aggression in males’ y, en síntesis, confirman que las lágrimas emocionales femeninas reducen la agresión humana masculina en más de un cuarenta por ciento.
Los experimentos realizados fueron tres, uno de ensayo de actividad del receptor olfativo, y dos de competición en un juego con dinero en los que participaron respectivamente 31 y 33 hombres convencidos de estar jugando contra otras personas, aunque en realidad lo hacían contra un algoritmo “tramposo”, que intentaba y conseguía ganarles dinero con burdos engaños para encolerizarlos.
A los participantes se les ofrecía la posibilidad de vengarse de su tramposo oponente haciéndole perder a su vez dinero, aunque sin beneficio propio.
El número de actuaciones y los importes involucrados permitían cuantificar las actitudes coléricas, pero sobre todo se pudo medir la respuesta del cerebro en el contexto de agresión en el experimento 3, al obtener imágenes por resonancia magnética funcional de los participantes y examinar las diferentes activaciones de las áreas cerebrales implicadas en el olfato y la agresión.
Porque la clave del experimento radicaba en que los participantes, sin ser conscientes de ello, habían sido sometidos previamente al desarrollo del juego a la inhalación de efluvios inodoros procedentes de una solución salina inocua, en unos casos, y de lágrimas emocionales femeninas en otros. Los resultados estadísticamente tratados no dejan lugar a dudas: los participantes que habían inhalado efluvios de lágrimas femeninas redujeron sus actuaciones coléricas nada menos que un 43,7% respecto a las de quienes habían inhalado la solución salina.
Los resultados implican que, al igual que en los roedores, una quimioseñal ligada a las lágrimas humanas reduce la agresión masculina, un mecanismo que probablemente se basa en la superposición estructural y funcional en los sustratos cerebrales del olfato y la agresión. Lo que sugiere que las lágrimas son un mecanismo que afecta a todos los mamíferos y que proporciona una capa química que los protege contra la agresión.
La ventaja evolutiva de la presencia en las lágrimas de estas quimioseñales de alto impacto social es evidente y se explica por la mayor posibilidad de transmitir su carga genética a sus descendientes de quienes la poseen frente a quienes carecen de ella, por su mayor índice de supervivencia ante posibles agresiones.
Para leer el artículo original: https://journals.plos.org/plosbiology/article?id=10.1371/journal.pbio.3002442
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Muy bien, pero al final la ciencia se va a cargar la literatura. No me imagino escribiendo "... al penetrar las sustancias químicas de las femeninas lágrimas en las correspondientes terminales de su pituitaria, la acogió entre sus poderosos brazos para consolarla." En fin...
❤️❤️❤️
Lamentablemente, en algunas culturas todavía no se han enterado...
lapanaderadesiempre Interesantísimo, explica muchas cosas. Voy a hacerlo circular entre las amistades.
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Me apunto.
Interesantísimo, explica muchas cosas. Voy a hacerlo circular entre las amistades.