DETERIORO COGNITIVO: CUANDO EL CEREBRO ENVEJECE (I)
Maribel Gámez, 12-02-2022
¿Deterioro esperable o demencia?
El mundo envejece. Gracias a los grandes avances médicos y tecnológicos que constantemente intentan retrasar el inevitable final, la esperanza de vida ha aumentado mucho. Actualmente la media mundial se sitúa entre los 70 y los 73 años de edad, según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud, que datan del año 2019. Este organismo prevé que en 2030 una de cada seis personas en el mundo tenga más de 60 años.
En España, según el INE, la esperanza de vida al nacimiento de los hombres en 2019 es de 80,9 años y la de las mujeres, 86,2 años.
Este hecho es una excelente noticia, por un lado, porque indica que los humanos podemos disfrutar más tiempo de lo que la vida nos ofrece; pero por otro también implica el surgimiento de numerosas incógnitas y sorpresas acerca de cómo responde el cuerpo y, en concreto, el cerebro, a este alargamiento de la vida que experimenta el ser humano. Lo que sí está claro es que uno de los fenómenos asociados a la senectud que más preocupan a la sociedad en general es el deterioro cognitivo que se asocia con ella.
Antes que nada hay que aclarar qué entendemos por cognición. Y es que cuando hablamos de este tema nos referimos al funcionamiento intelectual que reside en el cerebro y permite que los humanos nos desenvolvamos en el medio que nos rodea.
El cerebro evoluciona, cambia desde el nacimiento. Transformaciones morfológicas, bioquímicas, metabólicas y circulatorias concurren en la vejez provocando que disminuya el volumen neuronal. Esos cambios no tienen por qué llevar a que la persona sufra alteraciones cognitivas que le provoquen dificultades significativas necesariamente, ya que esos cambios pueden verse influidos de manera positiva gracias a la plasticidad neuronal y a que otras partes del cerebro cubran los problemas que pueden surgir a raíz de estas modificaciones.
El resultado de la conjunción de esas variables y otras de carácter individual hacen que esa variabilidad pueda desembocar en el desarrollo de un cerebro normal propio de la senectud o de un cerebro con alteraciones cognitivas que puedan limitar la vida de la persona. Entre los factores individuales se encuentran hábitos de vida tan importantes como el soporte vital, el nivel educativo y el lugar de residencia, que influyen en que se desemboque en un camino o en otro.
¿Sabías que...
...uno de los instrumentos más utilizados para medir deterioro cognitivo es la Escala de Deterioro Global Cognitivo de Reisberg (GDS)?
Esta escala se basa en la retrogénesis, es decir en la idea de que la persona que sufre deterioro irá perdiendo sus capacidades de manera inversa a cómo fueron adquiridas. Las últimas en perderse serían, entonces, las capacidades verbales y el control de esfínteres y las primeras la memoria a corto plazo, es decir las que tiene que ver con la formación de recuerdos nuevos.
Es tan sencilla que cualquier persona puede utilizarla para medir el deterioro y acudir al psicólogo o al médico si el resultado que obtiene no es bueno.
Lógicamente, el deterioro cognitivo preocupa a las familias de las personas de edad elevada y, claro está, a la propia persona afectada. Es el psicólogo o el médico de familia el que debe detectar, a través de una evaluación de las habilidades cognitivas del paciente, si la cognición está afectada de alguna manera. Especialmente importante es detectar si puede sufrir lo que se llama comúnmente "deterioro cognitivo leve".
Este término escurridizo se acuñó en 1988 para dar nombre al deterioro que ocurría en los primeros estadios de la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, ese vocablo se ha revisado en varias ocasiones por, entre otros, la Sociedad Española de Neurología o la famosa Clínica Mayo.
Estas revisiones concluyen que las personas que sufren este deterioro cognitivo leve lo experimentan en al menos dos de los dominios siguientes: pérdida de la memoria, atención, lenguaje, funciones viso-espaciales o funciones ejecutivas.
Independientemente de qué áreas resulten afectadas, este problema no incluye dentro de los síntomas para elaborar el diagnóstico la presencia de un deterioro tal que las funciones de la vida diaria se vean afectadas. La evolución del deterioro cognitivo leve en este estadio temprano puede derivar hacia algo tan serio como una demencia; tender a un estado cognitivo normal, esperable para la edad, o, por último, estancarse. Es fácil comprender entonces por qué la detección temprana de este fenómeno es tan importante.
La rehabilitación cognitiva puede ayudar a volver a un estado cognitivo normal y, en los casos que se indique el inicio de una demencia, retrasar su evolución con tratamientos de estimulación psicológica y farmacológica.
Como decíamos antes, los médicos de familia o los psicólogos suelen ser los primeros que detectan este tipo de problemas. Para ello utilizan instrumentos que les ayudan a situar a la persona que consulta sobre su estado cognitivo en una escala de deterioro según una serie de indicadores. En la próxima entrega sobre este tema compartiremos y comentaremos la escala de deterioro cognitivo mencionada antes. Este instrumento puede ser muy útil para cualquier persona que quiera conocer cuáles son los indicadores objetivos de deterioro cognitivo y, así, poder guiarse a través de ellos para hacer una valoración inicial de su situación.
Si quieres saber más...
web de la Organización Mundial de la Salud, 4 de octubre de 2021. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/ageing-and-health
Revista mexicana de anestesiología, 2017
Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, 2017