EL CÁNCER, UN DESAFÍO PARA EL CUERPO Y LA MENTE
I - CÁNCER, ¿QUÉ OCURRE DENTRO DEL CUERPO HUMANO?
Patricia Rojas, 20-9-2023
Cáncer es una palabra que causa a la par tristeza y miedo muy intenso. Seguramente conozcáis a alguien que haya sido diagnosticado con cáncer, se encuentre actualmente luchando contra éste o en el peor de los casos, haya fallecido a causa del mismo. Y esto no es de extrañar ya que el cáncer es una de las principales causas de muerte a nivel mundial, siendo los tipos de cáncer más comunes el de mama, pulmón, colon y recto y próstata.
Probablemente estos datos os resulten familiares pero, ¿sabríais contestarme si os pregunto qué es el cáncer?
Cáncer es el término clínico que se utiliza para denominar a las enfermedades relacionadas con el crecimiento anómalo y división sin control de las células.
La célula es la unidad de vida más pequeña, y cuando un conjunto de células se agrupa, éstas forman los tejidos, los órganos y, por ende, el cuerpo humano. Nuestro cuerpo está constituido por miles de millones de células.
Una célula sana está formada principalmente por una membrana, un citoplasma y un único núcleo, donde se encuentra el material genético (también conocido como ADN). Este material genético tiene múltiples tareas; una de ellas es llevar a cabo la diferenciación celular, es decir, el proceso mediante el cual las células van a adquirir su función y estructura final, determinando así si formarán parte del corazón, del cerebro o del dedo gordo del pie.
Como os podéis imaginar, la formación de los órganos y tejidos
de todo el cuerpo humano requiere de muchísimas células, las cuales se van a originar mediante el proceso de división celular. Éste es el mecanismo mediante el cual, a partir de una célula madre se forman dos células hijas que son genéticamente idénticas a la original. La división celular es un proceso extremadamente complejo y muy bien regulado, que forma parte del ciclo celular.
El ciclo celular está organizado en cuatro fases, las cuales se pueden resumir muy brevemente de la siguiente manera:
- Fase G1: tiene lugar el crecimiento inicial de la célula.
- Fase S: se produce la replicación del ADN. En otras palabras, la célula copia (replica) su material genético para tener dos unidades idénticas del mismo.
- Fase G2: continúa el crecimiento celular, se organizan las dos copias de ADN y la célula se prepara para dividirse.
- Fase M (o mitosis): aquí es cuando tiene lugar la división celular propiamente dicha, la célula se divide en dos células idénticas, adquiriendo cada una de ellas una copia idéntica de ADN y todos los orgánulos necesarios para su correcto funcionamiento.
(Y aunque os resulte extraño sí, las células se dividen y el material genético se replica).
Una vez que nuestras células han crecido, se han dividido y han formado los tejidos y los órganos al completo, el crecimiento celular se detiene cuando ya no se requieren más células hijas. Tan solo un número muy pequeño de células conservarán
esta capacidad de proliferación. Por ejemplo, las células del páncreas se renuevan anualmente, las de la piel prácticamente cada mes y las células intestinales semanalmente.
Habéis acertado al pensar que esta capacidad de proliferación tiene que ser un proceso estrictamente regulado, ya que no podemos tener células en nuestro cuerpo creciendo y dividiéndose cuando ellas quieran sin control alguno. Por ello, durante el proceso de división celular existen los llamados puntos de control del ciclo celular. Estos puntos de control son un mecanismo mediante el cual, la célula se va a cerciorar que cada paso del ciclo celular (fases G1, S, G2 y M) ocurra una única vez, en el orden correcto y de manera exitosa. Estos puntos de control se encuentran principalmente entre las fases G1-S y G2-M.
Mediante este mecanismo, la célula se asegura de que su crecimiento celular es adecuado y que el ADN no está dañado antes de entrar en fase S. De encontrarse alguna anomalía en la célula, ésta entrará en estado de letargo y abandonará el ciclo celular. Si todo trascurre con normalidad, una vez que la célula ha replicado su ADN, se comprueba que éste no se encuentre dañado o incompleto antes de que la célula original se divida. En caso de encontrarse algún daño o error en la nueva copia de ADN, el ciclo celular se parará y se activarán mecanismos para reparar esos errores. Si los errores se reparan exitosamente, el ciclo celular seguirá su curso y la célula se dividirá en dos células hijas, pero si dicha reparación no es posible, la célula entrará en apoptosis (o muerte celular programada) impidiendo que continúe su crecimiento y concluya la división celular.
Sin embargo, las células cancerosas son capaces de ‘saltarse’ los puntos de control del ciclo celular. Estructuralmente son muy diferentes de las células sanas ya que presentan una membrana con protuberancias, uno o más núcleos irregulares y el citoplasma es de menor tamaño que el de las células sanas. Por si fuera poco, las células cancerosas continúan creciendo y dividiéndose sin control alguno y no mueren cuando se supone que deben hacerlo.
Estas células cancerosas generalmente se agrupan formando tumores, que pueden seguir creciendo sin control. Y es aquí cuando se produce el principal daño en nuestro cuerpo y para nuestra salud, ya que este tumor puede destruir las células normales y sanas que se encuentran alrededor del mismo y dañar los tejidos sanos del cuerpo.
Además, puede ocurrir que las células cancerosas se desprendan del tumor original y viajen a otras áreas del cuerpo humano, donde continuarán creciendo sin control y podrán formar nuevos tumores, esto es lo que se conoce como metástasis, la diseminación de un tumor a un nuevo lugar del cuerpo.
Y, ahora bien, ¿cómo una célula sana puede pasar a ser cancerosa?
Como hemos comentado previamente, las células contienen material genético que es el encargado de determinar la funcionalidad y estructura de las células. Este ADN está formado por dos hebras enrolladas entre sí y en cada una de ellas se pueden encontrar dos copias del mismo gen.
Y definimos gen como un trocito de este ADN que contiene información para determinar los rasgos físicos (color del pelo, de los ojos, de la piel…), producir proteínas específicas que regularán los procesos de nuestro cuerpo (como el metabolismo) y que es la unidad básica de herencia que se transmite a la descendencia.
Tal vez os habéis aventurado (correctamente) a pensar que el cáncer es de hecho una enfermedad genética, pero no necesariamente hereditaria. Y es una enfermedad genética porque es necesario que se produzcan cambios genéticos (o mutaciones) en nuestro ADN para dar lugar a células cancerosas. Estas mutaciones pueden ser principalmente de 3 tipos: mutaciones somáticas (cambios aleatorios en los genes que se producen en las células sanas del cuerpo), mutaciones
Si el padre o la madre transmiten una mutación en estos genes, los descendientes corren un riesgo mucho más alto de presentar cáncer de mama y ovario (si son mujeres) y cáncer de mama y próstata (si son hombres). (Matthews, H.K., Bertoli, C. & de Bruin, R.A.M. Cell cycle control in cancer. Nat Rev Mol Cell Biol 23, 74–88 (2022).
¿Qué opciones terapéuticas existen para frenar el crecimiento de las células cancerosas? Los tratamientos contra el cáncer tienen un objetivo en común: detener el crecimiento y división descontrolado de las células cancerosas. Ahora bien, dependiendo de cada persona y el tipo de cáncer a tratar, las opciones terapéuticas pueden ser muy diversas. Los especialistas clínicos decidirán qué tratamiento es el más apropiado en cada caso.
Por ejemplo, la terapia inmunológica (o inmunoterapia), es un tratamiento biológico cuya finalidad es ayudar a nuestro sistema inmune a reconocer y destruir las células cancerosas. La inmunoterapia engloba las vacunas contra el cáncer, los anticuerpos monoclonales y moduladores del sistema inmune, entre otros.
La terapia hormonal es un tratamiento contra el cáncer que enlentece o detiene el crecimiento tumoral e impide que este vuelva a aparecer. Este tipo de tratamiento es eficaz para tratar el cáncer que requiere de hormonas para su crecimiento (como cáncer de próstata y mama).
La terapia dirigida es una terapia personalizada de alta precisión que resulta muy eficaz para tratar determinados tipos de cáncer.
Pero hay más… poco a poco se están aprobando nuevas herramientas diagnósticas. Entre estas se encuentra la biopsia liquida. Se trata de una técnica de diagnóstico capaz de detectar ADN tumoral en un simple análisis de sangre. De esta manera, se pueden detectar determinadas mutaciones en genes específicos y comenzar un tratamiento más dirigido.
Gracias a los avances y la innovación científica, cada vez tenemos más conocimiento e información para ganar esta carrera a contrarreloj. No sólo hemos podido conocer más de cerca cómo se origina el cáncer, sino que año tras año se siguen descubriendo nuevos mecanismos para diagnosticarlo y tratarlo de una manera mucho más personalizada, más efectiva y menos invasiva. Lo que hace unos años hubiésemos pensado que era ciencia-ficción, cada día se va materializando más y más
germinales (cambios en los genes que se transmiten a los descendientes) o mutaciones inducidas (cambios en los genes que ocurren si nos exponemos a un agente carcinogénico, como por ejemplo la radiación, el tabaco u otros productos químicos). La mayoría de estas mutaciones no presentan ningún daño por si solas, pero la acumulación de éstas a lo largo del tiempo, o si estos cambios genéticos ocurren en posiciones específicas, si puede dar lugar a células cancerosas.
El cáncer no es necesariamente hereditario porque no se transmite de padres a hijos, así como tampoco se transmiten las células tumorales. Lo que sí se transmite son las mutaciones germinales que aumentan el riesgo de padecer cáncer. Los genes BRCA1 y BRCA2 son ejemplos de genes que pueden incrementarlo si se produce una mutación en ellos.
Comúnmente, los tratamientos más usados para combatir el cáncer (y que nos resultarán familiares a la mayoría) son la cirugía oncológica, que consiste en una intervención quirúrgica mediante la cual se extrae el tumor y/o tejido con células cancerosas; quimioterapia, tratamiento por vía intravenosa u oral cuyo objetivo es destruir las células cancerosas impidiendo que estas células continúen su crecimiento y división; y la radioterapia, tratamiento que utiliza una radiación intensa (comúnmente rayos-x pero existen otros tipos como rayos gamma, radiación de protones …) dirigida a destruir células cancerosas localizadas en nuestro cuerpo.
En los últimos años, otros tratamientos oncológicos han demostrado ser tremendamente eficaces (y menos invasivos) contra determinados tipos de cáncer.
Se basa en el uso de medicamentos específicos cuya diana son determinadas moléculas (proteínas) que estimulan el crecimiento tumoral. De esta manera, el fármaco se une a dicha molécula y la bloquea, impidiendo que las células cancerosas sigan creciendo y dividiéndose.
Pero tan importante como un buen tratamiento es una detección y diagnóstico precoz del cáncer. Cuando más rápido se diagnostique la enfermedad, antes puede comenzar el tratamiento, y este es un tiempo valiosísimo que no podemos perder. Actualmente, el diagnostico de rutina puede incluir diferentes tipos de pruebas, como pruebas de laboratorio (análisis de sangre, de orina, de tejido), biopsias y estudios de imagen (ecografías, rayos-x, tomografía, entre muchos otros).
en los hospitales y centros de investigación, la buena noticia es que ya no hablamos de ficción sino nuevos tratamientos y métodos diagnósticos.
Todo ello en su conjunto hace posible que la tasa de supervivencia en personas diagnosticadas con cáncer sea mucho mayor y que su calidad de vida pueda mejorar notablemente.
Patricia Rojas es doctora en Biología Molecular, especializada en bioinformática, análisis de secuencia masiva y VIH.
Cuenta con más de diez años de experiencia en este campo y sus numerosas publicaciones en revistas de impacto avalan su trayectoria.
Actualmente ejerce en el Reino Unido como Bioinformática Clínica en NEOgenomics, empresa líder en pruebas oncológicas de precisión.
La segunda parte de este artículo, ‘Cómo se enfrenta la mente al cáncer’, correrá a cargo de Maribel Gámez.