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“¡Déjame en paz, estoy bien!”

CÓMO AYUDAR AL QUE NO QUIERE SER AYUDADO

Maribel Gámez, 6-9-2023

Laura no puede evitar sentir preocupación. Hace un año y medio que sabe que Fernando no consigue dormir ni comer bien. Además, le cuesta concentrarse en el trabajo y no tiene ganas de salir y distraerse de sus preocupaciones. En su boca se dibuja un rictus constante de tristeza, que representa un disgusto perpetuo por vivir el presente y por lo que cree que el futuro le traerá. Nada bueno, dice, como el pasado.

 

Laura, la hermana de Fernando, se consume observando cómo este malvive desde que su pareja murió. Todo su entorno, no solo ella, le ve sufrir y sufren con él, proponiéndole posibles soluciones al problema de su dolor con el fin de que se sienta mejor.

Cómo ayudar al que no quiere ser ayudado. Centro de Psicología Aplicada Maribel Gámez

Aquí no pasa nada o el recurso de negar la realidad

Porque, efectivamente, existen muchas personas que sufren de manera evidente pero no lo reconocen. En estas situaciones está operando una forma de afrontar los problemas llamada negación. Debemos a Freud una primitiva clasificación de cómo las personas responden a lo que les ocurre a partir de sus observaciones e interpretaciones. Negar la realidad es una manera frecuente, de la que él dio cuenta, que utilizamos los seres humanos para gestionar aquello que la vida trae y que duele.

 

Y eso se traduce en una serie de comportamientos que indican que viven como si el problema que ven los demás no existiese: no hacen nada para cambiar su situación. No suele ser una buena estrategia negar porque los problemas se agravan si no se hace nada por solucionarlos y el tiempo pasa.

Cómo ayudar al que no quiere ser ayudado. Centro de Psicología Aplicada Maribel Gámez

Otros, por el contario, las evitan, no quieren pensar en ellas y actúan como si no estuviera ocurriendo, aunque les afecte profundamente y les cause problemas emocionales o psicológicos. ¿Por qué estas diferencias? Puede haber varias explicaciones. Es posible que el que evita haya enfrentado problemas anteriores de esa manera y no  haya obtenido malos resultados.

 

A veces la vida se encarga, de manera natural, de hacer que las personas se sientan bien porque los problemas se resuelven sin  enfrentarse a ellos. Un cambio de trabajo resuelve problemas laborales; conocer a una potencial pareja elimina los personales; un viaje inesperado mejora el estado de ánimo; que otro resuelva los problemas del que sufre (un familiar, por ejemplo) hace que solo haya que esperar a que las cosas cambien solas.

Cómo ayudar al que no quiere ser ayudado. Centro de Psicología Aplicada Maribel Gámez
Cómo ayudar al que no quiere ser ayudado. Centro de Psicología Aplicada Maribel Gámez

Sin embargo, no acepta ninguna. Dice que se encuentra bien, que no hay problema que solucionar, que la vida es así. A pesar de que intenta normalizar su estado ante sí mismo y ante los demás, vivir de esta manera está a punto de traerle otro problema: su trabajo de cara al público pende de un hilo porque su rendimiento laboral ha bajado mucho y sus jefes le han advertido de que su productividad debe mejorar. Pero lo que le han dicho sus superiores tampoco le afecta de manera que le haga contemplar la posibilidad de sufrir un problema que haya que solucionar. Pero su entorno no piensa igual. Laura busca frenética una alternativa laboral para él, sin que este aún lo sepa.

 

Fernando es un ejemplo de persona que niega que necesite ayuda para dejar de sufrir, para vivir de una manera mejor.

Cómo ayudar al que no quiere ser ayudado. Centro de Psicología Aplicada Maribel Gámez

Comprender que las personas a veces gestionan lo que les ocurre negando que se han encontrado con un problema que les afecta es un primer paso para entenderles mejor. Y entenderles mejor es esencial si se quieren buscar formas de sortear esa negación para que el cambio a mejor se produzca.

¿Por qué rechazan lo que es evidente? A todos se nos presentan problemas y cada uno reacciona a ellos a su manera, como ha aprendido a hacerlo. Simplificando mucho podemos decir que hay dos maneras de enfrentar las situaciones. Unos luchan hasta resolver las dificultades (con más o menos éxito) y, si esto no es posible, intentan cambiar su actitud hacia lo que les ocurre y así conseguir sufrir menos y seguir con sus vidas. En resumen o cambian lo que ocurre o aceptan la situación tal y como es.

Cómo ayudar al que no quiere ser ayudado. Centro de Psicología Aplicada Maribel Gámez

Y una persona  que ha tenido estas experiencias cree, cuando un problema se presenta, que obviando la realidad esta se arreglara sola. No es la única razón: el que sufre puede negar porque tiene una serie de ideas sobre sí mismo o el mundo que no le permiten aceptar lo que le está pasando. Si una persona que trabaja muchas horas comienza a tener síntomas de agotamiento, de miedo constante a no terminar aquello que tiene que hacer, se muestra irritable, en un estado de alerta continuo, con dificultades para dormir, es posible que sufra estrés y ansiedad por la sobrecarga laboral.

 

Esos toques de atención, esos síntomas de agotamiento, pueden colisionar con su idea de que “debe poder con todo” y que el hecho de necesitar descansar es un síntoma de debilidad que le convierte en alguien en el que no quiere reconocerse.

Así que sigue trabajando, incluso al mismo o aún más endiablado ritmo, mientras desoye no solo sus propios síntomas físicos y psicológicos de alerta, sino los comentarios de las personas que le ven y le aconsejan que debe dejar de trabajar de esa manera. De manera que parte de la solución pasa por revisitar o cambiar esas ideas de las que no quiere cuestionar su validez.

 

Otra posible explicación es la timidez. Las personas tímidas no se comunican fácilmente con los demás y ven el sufrimiento como algo a resolver en la intimidad; viven el sufrimiento intenso como algo habitual en su vida y minimizan las posibles consecuencias de no hacer caso a su malestar. No obstante, hay que tener en cuenta que no son estas las únicas posibles explicaciones y, además, que pueden darse a la vez.

 

Cómo ayudar al que no quiere ser ayudado. Centro de Psicología Aplicada Maribel Gámez
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En definitiva, las personas que niegan la realidad no responden así por capricho, dejadez o por desear enervar a los demás. Están enfrentando lo que les ocurre de la manera que saben o de la forma en que creen que les evita más sufrimiento. Quizá les ha funcionado en el pasado, quizá no quieran enfrentarse a ideas sobre ellos mismos en un proceso que les obligaría a reexaminar esas ideas. O quizá vivan como algo normal el sufrimiento constante.

 

La frustración y el enfado son emociones lógicas que los demás sienten cuando alguien que sufre no quiere cambiar ya que, con esa decisión, expande el sufrimiento a su entorno. Pero hay que entender que esa es la manera en la que enfrentan los problemas. Entender no implica justificarles o no hacerles responsables de las consecuencias de afrontar así las

dificultades, pero si se hace un ejercicio de empatía, se les podrá ayudar  más eficazmente, si eso es lo que se quiere.

Objetivo: rebajar el estrés.

 

Si los enfoques directos a través de preguntas como “¿No te das cuenta de que lo estás pasando mal?”, “¿Por qué no te cuidas?” o “¿No crees que necesitas ayuda?” no dan resultado e incluso provocan el efecto contrario, alejando a la persona de nuestro lado, hay que abandonarlas. Tendemos a evitar o a alejarnos de las personas que nos producen sensaciones desagradables: no les provoquemos más de las que ya sienten si eso no lleva a un cambio. Está demostrado que el estrés

Cómo ayudar al que no quiere ser ayudado. Centro de Psicología Aplicada Maribel Gámez

La realidad duele: como acercarse poco a poco

Cómo ayudar al que no quiere ser ayudado. Centro de Psicología Aplicada Maribel Gámez

intenso dificulta pensar y tomar decisiones. Buscar un estado más propicio que les ayude a entender lo que ocurre es clave.

 

¿Cómo les vamos a ayudar si no quieren hablar por vernos como una fuente de malestar o conflicto? Así, si se da el caso de que estén preparados para darse cuenta de lo que les pasa acudirán a la persona con la que se sienten cómodos. Y no será a nosotros. Conseguiremos ser esa figura de referencia haciendo lo contrario al enfoque directo: evitando hablar del problema, dejando a un lado decirle de nuevo aquello que debe cambiar y creando un espacio donde simplemente pueda relajarse y sentirse mejor.

Proponerles salir a comer o cenar fuera o a realizar cualquier actividad de disfrute podría funcionar. Hablar de temas más

distendidos, relajados, hacerles reír, contarles también aquello que nos preocupa, ayuda a crear ese ambiente que buscamos. Si la tensión disminuye es más fácil que esa persona se relaje y hable. Y si no lo hace, por lo menos hemos contribuido a que, durante un espacio de tiempo su ánimo cambie y su foco de preocupación también. Es posible que si lo hacemos de manera habitual, busque con más frecuencia nuestra compañía y que, si en algún momento siente malestar y quiere hablar de ello, nos lo cuente.

Objetivo: manejar su malestar y hacer buenas preguntas

 

Si tras ese trabajo de acercamiento comienzan a hablar de cómo se sienten, de qué es aquello que les molesta, se presenta una oportunidad que no podemos perder para ayudarles.

Cómo ayudar al que no quiere ser ayudado. Centro de Psicología Aplicada Maribel Gámez
Cómo ayudar al que no quiere ser ayudado. Centro de Psicología Aplicada Maribel Gámez

Es posible que muestre miedo, nerviosismo o enfado intenso al contarlo. No debemos asustarnos por ello y sí saber que cuanto más tranquilos estemos, más fácil será para él o ella poder contar aquello que le preocupa. Escuchar con atención es esencial, dejando hablar al otro lo que necesite haciéndole ver que entendemos aquello que le ocurre por extraño que nos parezca.

 

Si la persona que sufre es capaz de hablar de lo que le preocupa de manera cada vez más tranquila, estará más cerca de poder gestionar su problema. Hay que recordar que lo que siente cuando habla de sus problemas le está dificultando aceptar lo que le ocurre; por lo tanto, si las emociones no son tan intensas podrá empezar a tomar el control sobre la situación y mejorar su situación emocional.

Por muchas tentaciones que tengamos en ese momento, hay que evitar decirle lo que tiene que hacer o reprocharle que no haya hablado antes de lo que le pasa. No es una buena idea, ya que puede alejarse de nuevo y cerrar la comunicación. Nuestro objetivo es que cuente, que se abra emocionalmente y que gestione de la mejor manera posible aquello que siente. Si hay que reprocharle algo, puede ser en otro momento. Lo mejor es plantearle preguntas abiertas o darle nuestra opinión si está muy perdido o si la pide. “¿Cómo crees que se puedes solucionar lo que te ocurre?” “¿Qué crees que necesitas?” son ejemplos de estas preguntas. Brindarle todo nuestro apoyo también es clave.

 

Hay otras situaciones más complicadas en las que muchas personas se ven afectadas profundamente por la falta de aceptación de la realidad de una de ellas.

Cómo ayudar al que no quiere ser ayudado. Centro de Psicología Aplicada Maribel Gámez
Cómo ayudar al que no quiere ser ayudado. Centro de Psicología Aplicada Maribel Gámez

Por ejemplo, si en la familia hay alguien que tiene un problema de adicción a las drogas que no reconoce como tal, hay que estar preparado para escuchar y ayudar, pero también para poner límites claros y consecuencias para proteger al resto de la familia y a uno mismo. No es una situación fácil.

 

Posiblemente ayudar a quien no reconoce que necesita ayuda es una de las situaciones más delicadas y difíciles de resolver. Pero, cuidado, no estamos obligados a ayudar durante el resto de la vida a un adulto que no responde al cambio. Los demás pueden posibilitar que dé el paso, que hable, que cambie, que busque ayuda profesional si la necesita; pero tomar la decisión ya sabemos de quién tiene que partir.

Estas son directrices generales acerca de cómo ayudar a alguien

que se resiste a aceptar que tiene un problema. Si tienes a alguien así cerca y no sabes cómo actuar, ven a vernos. La primera sesión no tiene coste.

¿Sabías que...

…existen mitos sobre cómo una persona debería reaccionar ante la muerte de un ser querido?

Las reacciones dolorosas propias del proceso de elaboración de la perdida no son experimentadas siempre por todo el mundo; las personas que no las presentan no tienen por qué tener problemas por ello en el futuro.

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