“Y ENCIMA ME VA A VENIR LA REGLA”
Qué dice la ciencia sobre cómo afecta el ciclo menstrual
Maribel Gámez, 12-4-2023
Son minúsculas. En la mayoría de ellas ni siquiera te puedes poner de pie. La construcción se limita a ser una especie de choza o cabaña hecha expresamente para aislar a la mujer en el período menstrual. El objetivo es mantenerla alejada físicamente del grupo al que pertenece por miedo a que durante ese momento del ciclo pueda provocar desgracias. Echar a perder las cosechas o ser capaz de enfermar a los hombres, contaminándolos de alguna manera, son solo dos ejemplos del poder destructivo que aún en algunas sociedades se le atribuye a la mujer que menstrua. Su regla es sucia y peligrosa. En Nepal, no hace mucho tiempo de esto, en 2019 [1], una chica muere asfixiada al intentar calentarse con un fuego que ella misma hace en una de esas cabañas. Allí, desde 2005, están prohibidas las cabañas menstruales, así las llaman; pero la tradición de apartar a las mujeres persiste todavía en las zonas rurales.
Afortunadamente, en las sociedades occidentales, que han vivido el período ilustrado, germen de la razón y la lógica como instrumentos para conocer el mundo, esas cosas no ocurren. Se entiende por medios científicos cómo una mujer sangra sin herida que lo justifique. Que la menstruación es un proceso natural y cíclico que no daña a nadie y que solo significa una oportunidad perdida para la fecundación.
Sin embargo, en Europa, la menstruación tampoco es acogida precisamente como algo de lo que alegrarse. El ciclo menstrual experimenta otro tipo de tratamiento, una forma de tabú distinta, más refinada: la del lenguaje. Desafío a cualquier persona que lea este artículo a compartir en la zona de comentarios si alguna vez le han hablado positivamente acerca de la regla.
En occidente, o es un tema que se omite, es decir, no se habla del asunto, o las informaciones que se dan solo son de carácter negativo. Duele, incapacita, ensucia, limita. Pero, ¿hasta qué punto es cierto esto? ¿Qué dicen las investigaciones respecto al ciclo menstrual en relación a algunos comportamientos de la mujer? ¿Están mermadas física o psicológicamente durante el ciclo menstrual o todo lo contrario? ¿Les influyen los mensajes negativos sobre cómo dicen que la regla es y de qué manera les hará sentir?
El estudio de los ciclos menstruales comienza en la segunda guerra mundial período en el que participaban las mujeres de manera activa en la fuerza de trabajo. ¿Era su rendimiento inferior en los momentos del período menstrual? ¿Faltaban más a sus obligaciones?
Los resultados de las investigaciones de la época decían que no, aunque hay que entender que los medios de los que se disponía en esa época para realizar estudios con rigor no eran los de ahora. Lo que sí se intuía era que el ciclo menstrual, al ser un proceso biológico regular y predecible, aunque con diferencias individuales, ofrecía la oportunidad de conocer cómo las hormonas implicadas en él podían afectar la forma de comportarse, de sentir y de pensar de las mujeres.
El ciclo menstrual, como cualquier función del organismo, es de una extraordinaria coordinación; en este caso, entre estructuras cerebrales y aparato genital femenino, mediado por ciertas hormonas que generan cambios. Esta coordinación pretende crear las condiciones idóneas para que se geste un futuro embrión y posterior feto y, por lo tanto, una nueva vida.
O, en su defecto, si esto no se da, que la menstruación haga acto de aparición desechando el material biológico que había preparado para ello. En las estructuras cerebrales clave implicadas se encuentran el hipotálamo y la hipófisis y en las sexuales las protagonistas son los ovarios y el endometrio.
Ovarios y endometrio (este último consiste en ser el revestimiento del útero donde nacerá el feto si se da la fecundación) tienen ciclos individuales que se coordinan entre sí y que consiguen generar los cambios propios de un ciclo menstrual completo de 28 días de duración. La primera fase del ciclo ovárico, de dos que lo componen, comienza el primer día del sangrado, que es el día que comienza el ciclo. En ese momento, se desecha el material biológico no aprovechado mediante la menstruación.
Desde el día 1 al día 14, que es el tiempo que dura esta fase, el cuerpo prepara un folículo, que consiste en un pequeño saco de líquido, donde reside un óvulo por madurar para ser fecundado. De ahí el nombre de esta fase: fase folicular. Estos folículos se gestan gracias a la acción del hipotálamo, que controla el funcionamiento del sistema nervioso y hace que se liberen dos hormonas en la hipófisis o glándula pituitaria: la hormona folículo estimulante (FSH) y también la hormona luteinizante (LH), encargadas de esta tarea.
Por su parte, el endometrio, a la vez, comienza su primera fase (denominada fase proliferativa), en la que se engrosa y aumenta la cantidad de vasos sanguíneos, preparándose así para ser la estructura más importante en el proceso de gestación del futuro bebé.
Hacia el día 14, en la mitad del ciclo, se produce la ovulación: uno de esos folículos se ha convertido en un óvulo maduro que debe pasar del ovario a la trompa de Falopio para ser fecundado. Para seguir con los cambios en el endometrio se forma una estructura que da nombre a la segunda y última fase (la luteínica) del ciclo ovárico, que es el cuerpo lúteo.
Esta estructura se encarga de segregar estrógenos y progesterona, dos hormonas femeninas que provocan que las hormonas del inicio del ciclo (FSH y LH) disminuyan drásticamente su producción. Gracias a la acción estas hormonas el endometrio pasa a la siguiente fase, la secretora, donde sigue madurando. Si no hay gestación, el cuerpo lúteo desaparece entre los 10 y 14 días desde su formación lo que hace que los niveles de progesterona y estrógenos disminuyan.
Esto provoca que el hipotálamo y la hipófisis vuelvan a secretar, como al principio, las dos hormonas mencionadas al inicio. Así comienza un nuevo ciclo, con el inicio de la menstruación y la generación de folículos.
¿Cómo influye este baile de hormonas en el comportamiento y las habilidades de las mujeres según la ciencia? En 2020 [3] se publica en la revista “Research Gate” una revisión de trabajos realizados sobre la influencia de los cambios del ciclo menstrual en diferentes habilidades en la mujer. En él se recogen resultados de investigaciones sobre la capacidad verbal en las mujeres en diferentes momentos del ciclo. Mediante estudios por imagen, se ha encontrado que las zonas del cerebro encargadas de la actividad verbal se muestran igualmente activadas durante todo el ciclo, sin diferencias significativas.
Siguiendo con el área verbal, el estudio muestra datos sobre si fluctúa la capacidad de fluencia verbal y la memoria verbal durante el período. Respecto a la primera habilidad, que consiste en la capacidad de hablar sin pausas excesivas, encontrando los términos adecuados en el discurso, los resultados ponen de manifiesto que no se ve afectada durante ningún momento del ciclo menstrual.
Los mismos resultados se dan en la memoria de trabajo verbal, capacidad para mantener en la memoria información representada en forma de palabras y la habilidad de trabajar con dicha información en una tarea. Las féminas que ejerzan puestos de cara al público no tendrían ningún problema de desempeño debido a cambios hormonales, según los resultados que arroja esta revisión, en ningún momento del ciclo.
Pero en el estudio no solo se reflejan las habilidades verbales; las correspondientes al análisis, representación y manipulación de objetos en la mente, como la capacidad para rotar figuras, también son analizadas durante todo el ciclo en sus diferentes fases. Son las habilidades que necesitan, por ejemplo, las arquitectas, diseñadoras o publicista para poder realizar correctamente su labor. Aquí tampoco se encuentran diferencias durante los cambios de ciclo hormonal.
No solo las habilidades relacionadas con el área cognitiva, la verbal y la visoespacial se han testado. ¿Qué ocurre con las emociones y el ciclo menstrual femenino? Varios estudios que comienzan a investigar el asunto revelan que la reacción emocional de miedo en la mujer sí se ve afectada según el ciclo menstrual. [1]
Las mujeres que presentan altos niveles de progesterona, es decir que se encuentran en la fase lutea del ciclo, son capaces de procesar imágenes emocionales de miedo y recordarlas con mayor destreza en comparación con hombres y con mujeres en otras fases del ciclo menstrual. Esta mayor capacidad se ha detectado en un estudio de 2008 [4] mediante imágenes por resonancia magnética funcional (fMRI). En esas pruebas se ha visto que la amígdala, responsable de los aprendizajes relacionados con el miedo, presentaba una actividad incrementada en comparación con los otros dos grupos. ¿Qué explicación puede darse a este fenómeno? Es posible que las mujeres sean más sensibles a reconocer estímulos amenazantes en esta fase del ciclo en la que podrían estar embarazadas. Así conseguirían protegerse mejor de ellos y proteger también al futuro bebé que viene en camino.
Vamos ahora al área del rendimiento físico. ¿Existen diferencias durante el ciclo menstrual debido a la fluctuación hormonal que afecten al cuerpo? Una revisión ingente de 90 estudios realizada en el 84 dice que no hay diferencias entre la tasa de oxigenación, la tasa cardíaca o los tiempos de reacción de las mujeres. Estudios recientes lo corroboran [5]. El rendimiento físico no varía durante el ciclo, aunque sí es cierto que encuentran una correlación negativa entre la capacidad aeróbica y la fase lútea. Esto quiere decir que el volumen máximo de oxigeno que puede procesar un organismo es menor en este período.
Si hasta ahora los resultados son sorprendentes, contrarios a la idea general de cómo la menstruación afecta a la mujer, la siguiente afirmación será la menos esperable de todas:
El estado de ánimo no fluctúa de acuerdo con el ciclo menstrual.
Sí, has leído bien. Es cierto que se encuentran fluctuaciones en el estado de ánimo, los datos así lo expresan, pero no se puede afirmar que se deba al ciclo menstrual, según un estudio [6] de 2012 de la revista “Gender Medicine”. Lo que sí se ha visto es que el nivel de estrés y la personalidad influyen en el estado de ánimo durante ciclo menstrual.
Por último, no podemos olvidar hablar sobre la sexualidad, tan ligada al ciclo. Hace ya mucho tiempo que se sabe que el interés social, sexual y el deseo tampoco se ve afectado. Es uno de los síntomas que indica el grado de alejamiento del comportamiento reproductivo humano en comparación con el resto de los animales que se guía por épocas de celo.
Con un pequeño apunte diferenciador: en las mujeres que utilizan anticonceptivos orales se ha visto que su deseo sexual es más elevado durante todo el ciclo menstrual, sobre todo en la fase folicular, en comparación con las mujeres que tenían ciclos naturales, según un estudio de 2010 de la revista BioMedCentral. [7]
¿Qué conclusiones sacamos de toda esta información? Los estudios científicos sobre el asunto nos están mandando un mensaje claro. En las mujeres sanas los ciclos menstruales no suponen una diferencia en muchos aspectos estudiados. El rendimiento físico y las capacidades cognitivas están preservadas. El deseo sexual no está condicionado al ciclo menstrual en las mujeres cuyo ciclo no está influido por la toma hormonas.
Ni siquiera el estado de ánimo, idea muy extendida, cambia según los estudios. Entonces, ¿por qué muchas mujeres sanas reportan quejas físicas y psicológicas sobre todo en el momento antes del sangrado menstrual y durante él?
Está claro que lo biológico, lo social y lo psicológico actúan conjuntamente para crear una experiencia menstrual diferente para cada mujer. Si algo podemos sacar en conclusión es que las diferencias individuales son la clave para entender cómo cada mujer vive su ciclo. Y dentro de esas diferencias está el marco de una cultura, que como se decía al inicio del artículo, transmite ideas sobre la menstruación muy negativas.
No hay que olvidar que la ciencia no es perfecta y tiene que avanzar en su objeto de estudio.
Uno de los problemas más frecuentemente esgrimidos en los artículos sobre el tema es la dificultad para conocer el nivel exacto de hormonas que presentan las mujeres para poder compararlas entre sí y obtener datos que correspondan seguro con diferentes momentos del ciclo. El método del calendario, muy utilizado en algunas de estas investigaciones, provoca problemas metodológicos ya que los ciclos hormonales varían de una mujer a otra, sobre todo en los primeros 14 días, la fase folicular. Se pueden comparar momentos hormonales diferentes pensando que es el mismo, lo que invalidaría las comparaciones.
Cada mujer vive sus ciclos de manera diferente. La sensibilidad individual a los cambios hormonales, cómo estos se combinan con la gestión del estrés o la idea que culturalmente se tiene
de qué síntomas vienen acompañados con la regla, son variables que cambian la experiencia de la mujer en una dirección o en otra.
Otro asunto diferente son las mujeres que sufren dolores fuertes durante el ciclo menstrual que llegan a ser incapacitantes y que obedecen a problema médicos. Estudios científicos [8] han logrado localizar las enzimas responsables del dolor, que producen inflamación: las prostaglandinas, sustancias de nombre impronunciable y carácter lipídico derivadas de los ácidos grasos que están involucrados en procesos dolorosos menstruales como la endometriosis. Estas sustancias participan en generación de dolor que este problema provoca e incluso en el inicio y mantenimiento de la enfermedad. En este caso y en otros similares la parte biológica tiene un peso enorme.
Pero en las demás, en mujeres sin problemas médicos: ¿hasta qué punto influye lo que nos han contado sobre nuestro ciclo menstrual de generación en generación? ¿Esperar que sea doloroso, limite y disminuya nuestras capacidades posibilita que se dé una profecía autocumplida? Sí parece que sentimos que todo es más difícil cuando viene la regla. Que es un problema, un estresor, algo que viene a amargarnos un poco el día, que hace que todo sea más costoso. ¿Y si cambiamos la forma de pensar sobre este proceso natural, sobre cómo se habla acerca de la manera en que nos hará sentir? ¿Cambiaría nuestra manera de experimentarla? Estoy segura de que una muchacha nepalí vive peor su ciclo dentro de una cabaña menstrual, aislada y rechazada, que fuera de ella. Y, también, de que las cabañas físicas no son las únicas capaces de condicionar la vida.
Bibliografía...
[2] El ciclo menstrual y su alteraciones. M.J Rodríguez Jímenez et al. Pediatría integral. 2017
[3] The Menstrual Cycle: Attitudes and Behavioral Concomitants. Joan Chrisler. ResearchGate. 2020
¿Sabías que...
…la sensibilidad olfatoria de la mujer está aumentada en la mitad de la fase lútea?
Los mecanismos por los cuales ocurre aún no están claros. La investigación sobre el tema continúa.
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