Relámpagos en el cerebro
EPILEPSIA: BIOLOGÍA Y PSICOLOGÍA
Maribel Gámez, 14-12-2022
Desde que los hombres los han inventado, los dioses siempre han estado en comunicación con ellos. Las deidades les han acompañado en guerras, trayéndoles desgracias a unos y gloría a otros; han generado fenómenos atmosféricos sorprendentes o terroríficos y, más adelante, dictando cómo debería ser su comportamiento a través de las páginas de libros sagrados. Estaban presentes en la vida de la gente aunque no pudieran verlos. No es de extrañar entonces que, mucho antes de que las luces de la Ilustración consolidaran las bases del pensamiento racional como forma de encontrar la verdad, se pensara que las personas que presentaban movimientos musculares incontrolables habían sido poseídas por un dios. Hablamos de las convulsiones que todos conocemos y que pueden aparecer en la epilepsia.
Ramón y Cajal descubrió que el sistema nervioso central estaba compuesto por entidades separadas pero conectadas, que eran capaces de trasmitir información. Esas entidades son las neuronas o células nerviosas. Y, junto con las que constituyen el sistema nervioso periférico, hablan entre ellas contándose que es lo que ocurre dentro y fuera del cuerpo, transmitiendo rápidamente la información, dando la mejor respuesta para conseguir la adaptación y supervivencia.
Su lenguaje consiste en cambios eléctricos y químicos. Son para ellas lo que para nosotros las palabras. Ejercen un trabajo complejo y finísimo que nos permite llevar a cabo todo lo que hacemos. Pero como todo sistema complejo a veces presenta fallos.
Los antiguos griegos la llamaban la enfermedad divina. ¿Quién si no podría conseguir que el cuerpo se contorsionara de esa manera fuera del control de quien lo habita? Ese hilo fino que comunica a las personas que sufren epilepsia directamente con el capricho de los dioses se cortó definitivamente en el siglo XIX cuando se da la primera definición de epilepsia, estableciendo su origen en el cerebro.
Fue el neurólogo inglés John Hughlings Jackson, en 1873, describiendo este problema de una manera que aún hoy se sigue utilizando: “Una descarga súbita, rápida y excesiva de las células cerebrales".
Y es que la epilepsia afecta a la red de comunicación más extraordinaria jamás conocida, el sistema nervioso humano, formada por células nerviosas.
Algo diferente a lo esperado ocurre en la conexión eléctrica entre neuronas en la epilepsia. Todo empieza en una zona del cerebro. Como si se hubieran puesto de acuerdo, varias neuronas presentan una alteración eléctrica sumando sus ondas de descarga eléctrica, sus potenciales de acción. Las membranas de las neuronas se han vuelto más excitables y propagan con facilidad esa electricidad.
Se genera una tormenta eléctrica que se extiende de manera rápida e intensa por una parte o todo el cerebro, generando cambios allí por donde pasa. No olvidemos que los cambios eléctricos son información que va pasando de una neurona a otra y provoca las alteraciones que vemos en las personas que sufren epilepsia. No es sólo el flujo de electrones que constituye la corriente eléctrica, sino que se libera también acetilcolina,
que es un neurotransmisor químico encargado de la memoria, la atención y los movimientos musculares, capacidades comprometidas en algunas personas con epilepsia.
Si bien comienza con la acetilcolina, la tormenta la mantiene el glutamato, otro neurotransmisor excitatorio, el más abundante del cuerpo.
El fenómeno va cesando y realmente dura poco. Varía de segundos a 3 minutos en los casos no graves. Esto es gracias a cambios eléctricos en las neurona que, entre otros factores, disminuyen la velocidad de conducción del impulso nervioso; o también puede ocurrir que la neurona se hiperpolariza, es decir se vuelve menos sensible a estímulos, y así la tormenta finaliza.
Dependiendo de por dónde se propague, por zonas fuera del foco (grupo de neuronas donde se inicia el ataque), se pueden ver afectadas diferentes funciones. Hay muchos tipos de epilepsias y no todas se caracterizan por convulsiones. La epilepsia también se puede caracterizar por ausencias donde la atención o la memoria se ven afectados durante breves momentos. Es propia de los niños hasta 14 años y puede ser controlada por medicamentos anticonvulsivos. De hecho la medicación es capaz de ayudar a un amplio 70% de la gente que sufre epilepsia a vivir sin convulsiones. Tras dos años sin síntomas convulsivos se suele retirar la medicación.
Mucha gente se pregunta cuál es el origen de este problema, que no solo tiene consecuencias a nivel físico, sino también psicológico como veremos luego.
La respuesta no es fácil de contestar debido a que en el 50% de los casos su origen es desconocido. Causas conocidas de la epilepsia son los traumatismos craneales, infecciones como la meningitis o la encefalitis y accidentes cerebrovasculares, entre otros problemas. Las desconocidas suelen explicarse mediante la genética e incluso se ha hipotetizado que pueden ser provocadas por lesiones estructurales cerebrales muy pequeñas, microscópicas. Urge saberlo para encontrar tratamientos cada vez más eficaces para unos 50 millones de personas que sufren este problema crónico en todo el mundo, según publicó la Organización Mundial de la Salud en una comunicación reciente de 2022.
La investigación sobre este problema es clave y tiene mucha tradición.
Ya en 1909 se crea la Liga Internacional contra la Epilepsia, organismo que se dedica a ayudar a las personas que la sufren y a su investigación, además de su divulgación gracias a otro instrumento, la revista "Epilepsia", dedicada exclusivamente a hallazgos sobre el tema y que en 2009 cumplió 100 años.
A nivel psicológico se ha recogido información que muestra que las personas con epilepsia relacionan directamente el estrés con el inicio de sus crisis. Parece que es posible que las hormonas que se segregan cuando el cuerpo está en alerta aumentan la probabilidad de desencadenar las crisis de ausencias o las convulsivas. La ansiedad (la ansiedad y el estrés son diferentes, puedes verlo aquí) es otro de los problemas que acechan a la persona con epilepsia incluso en situaciones donde la enfermedad está controlada desde hace tiempo.
Pensamientos anticipatorios de la ocurrencia de una posible crisis pueden llenar de miedo a la persona y hacer que su cuerpo reaccione ante esa amenaza imaginaria respondiendo activando el sistema de alarma, aumentando la probabilidad de que un nuevo ataque ocurra.
Ideas sobre no saber reaccionar adecuadamente o creer que algo muy catastrófico puede pasar si el ataque ocurre, sin base racional para ello, pueden resultar más limitantes para la vida cotidiana que una epilepsia bien controlada. La depresión también puede hacer acto de aparición si las limitaciones producto de la enfermedad son importantes para la persona que la sufre como, por ejemplo, no poder acceder a algunos trabajos. En estos casos un profesional de la psicología conseguirá que se puedan reconducir objetivos vitales, si es necesario.
¿Sabías que...
…el cerebro está activo siempre, incluso cuando dormimos, por eso cuando una persona duerme también puede sufrir una crisis epiléptica?
Para diferenciar el tipo de ondas que emite el cerebro se utiliza la técnica de la electroencefalografía, una prueba médica que ayuda a diagnosticar la epilepsia y otros trastornos neurológicos, según sea la actividad eléctrica del cerebro.
Lo mejor para el tratamiento de la epilepsia es seguir las recomendaciones del neurólogo, asistiendo a las revisiones periódicas y tomando medicación. Gestionar bien el estrés del día a día y/o la ansiedad ante el miedo por un posible ataque es esencial para convivir de manera cordial con la enfermedad. El objetivo es saber gestionar lo que la vida trae para ser capaz de mantener el miedo a raya, venga de donde venga.
Un psicólogo puede ayudarte a vencer esos miedos, mejorando tu conocimiento de ti mismo y ayudándote a relacionarte con la enfermedad de la mejor manera posible. Elige profesionales con una orientación basada en teorías científicas cuyos métodos estén contrastados, como es la cognitivo-conductual. Si tienes alguna duda o problema relacionado con la epilepsia no dudes en consultarnos. Recuerda que la primera sesión es gratuita.