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Ser humano: Manual de instrucciones II

EL CASTIGO O POR QUÉ NO LLEGAMOS TARDE A VER UN MUSICAL

Maribel Gámez, 6-3-2024

El comportamiento humano está

determinado por las consecuencias.

 

   B. F. Skinner            

Llevamos tres meses esperándolo y por fin ha llegado el día: en nuestras manos tenemos dos entradas para asistir al musical del Rey León, ni más ni menos. Son más de dos horas de diversión asegurada o, por lo menos, eso nos han dicho. Se acerca la hora de irnos pero nos hemos despistado y aún no estamos preparados así que corremos a vestirnos y ponernos guapos para la ocasión. Salimos a toda pastilla de casa. Aunque nos hemos dado prisa llegamos con nuestro acompañante a la puerta del teatro cinco minutos más tarde de la hora de inicio de 

El castigo o por qué no llegamos tarde a ver un musical. Centro de Psicología Aplicada Maribel Gámez
El castigo o por qué no llegamos tarde a ver un musical. Centro de Psicología Aplicada Maribel Gámez

la obra, encontrando la puerta ya cerrada. De esta cuelga un cartel que dice que no se permitirá la entrada al local del espectáculo desde dos minutos antes del comienzo. Sentimos una estupefacción total. Pasamos unos segundos de incredulidad que van abriendo paso poco a poco a la consciencia de lo que implica que la puerta no se vaya a abrir. La aporreamos, no vaya a ser que exista una pequeña posibilidad de que nos abran y conseguir ver el musical, pero solo logramos hacernos daño.

 

Entonces, en ese momento de devastación, las consecuencias se hacen palpables y empezamos a enumerar todo lo que hemos perdido: el dinero de las entradas; la oportunidad de ver un maravilloso (o eso decían) musical y, por último, de pasar un buen rato después con la pareja analizando lo que hemos visto.

Después de semejante desastre, ¿qué ocurrirá con nuestra costumbre de llegar tarde? ¿Volveremos a estar relajados, actuando como si tuviéramos mucho tiempo ante otra cita semejante? Probablemente no, ya que esta experiencia nos hará cambiar. Hemos perdido algo muy valioso, así que en el futuro nos cuidaremos mucho de llegar tarde y haremos todo lo posible para evitar sentirnos frustrados y estúpidos ante la puerta cerrada del teatro. Pero en esta ocasión, voilà, nos han castigado.

 

¿Qué han castigado exactamente? Nuestra conducta de llegar tarde. ¿Cómo lo han hecho? Cerrando el local donde se desarrollará el evento dos minutos antes del inicio de la sesión. ¿Quién ha osado hacerlo? Las normas de la dirección del evento. ¿Cómo sabemos que lo que ha ocurrido nos cambiará? Lo sabemos porque después de esa dolorosa experiencia nunca 

El castigo o por qué no llegamos tarde a ver un musical. Centro de Psicología Aplicada Maribel Gámez
El castigo o por qué no llegamos tarde a ver un musical. Centro de Psicología Aplicada Maribel Gámez

volveremos a llegar tarde a ver un espectáculo.  El proceso que hemos vivido se llama castigo porque hace desaparecer comportamientos concretos y evita que se repitan en el futuro.

 

De qué manera adquirimos y mantenemos los comportamientos que conforman nuestra  forma de actuar, fue un tema que abordamos el pasado 28 de febrero y que no podemos dejar incompleto. Por eso, en esta segunda entrega, hablaremos de cómo algunas conductas que presentamos los seres humanos desaparecen; justo el proceso contrario al reforzamiento, que las mantenía en el tiempo. Así completamos el puzle que son las leyes del aprendizaje a las que estamos sometidos constantemente y que  nos conducen a actuar de una manera o de otra y a que tomemos una decisión y no la contraria. Así de importantes son estas leyes.

El proceso mediante el cual algunos comportamientos cesan o disminuyen en frecuencia se llama castigo. Esta palabra, castigo, goza de muy mala fama. Esto es así porque frecuentemente el castigo se relaciona de una manera o de otra con hacer daño, y daño duradero, a los demás para conseguir un cambio. Sin embargo, el termino castigo, en Psicología, tiene un significado diferente. Se define como lo que ocurre tras un comportamiento y eso que ocurre es capaz de eliminar o reducir dicho comportamiento, como hemos visto en el ejemplo inicial.

 

Constantemente, de una forma u otra, ocurren acontecimientos que provocan cambios en nuestro comportamiento que encajan con el castigo. En muchas ocasiones el proceso es muy sutil, tanto que ni nos damos cuenta que estamos siendo castigados (y de que también castigamos a los demás).

El castigo o por qué no llegamos tarde a ver un musical. Centro de Psicología Aplicada Maribel Gámez
El castigo o por qué no llegamos tarde a ver un musical. Centro de Psicología Aplicada Maribel Gámez

Un gesto de desagrado mostrado por la persona con la que estamos hablando puede conseguir que cambiemos el tema de conversación (el asunto no vuelve a aparecer así que se ha castigado hablar de él); una luz intensa en una tienda provoca que no entremos en ella (se castiga el acceder al local); el mal olor de una persona hace que no nos acerquemos a ella (se castiga el comportamiento de estar junto a esa persona). La vida está plagada de estas situaciones que condicionan lo que hacemos, sentimos y pensamos. Si queremos evitar vivir  como un barco a la deriva, sin saber por qué actuamos y actúan los demás de una manera u otra, debemos conocer estos principios.

 

Como en el caso del artículo sobre el reforzamiento (o por qué escuchamos siempre las mismas canciones), existen dos formas

de conseguir que un comportamiento desaparezca. Se trata de dos tipos de acontecimientos que ocurren tras la conducta y que logran que en el futuro la probabilidad de que ocurra sea menor o incluso inexistente. También, como en el proceso de reforzamiento, los psicólogos llamamos a estos dos tipos, por un lado, castigo positivo; y por otro, castigo negativo.

 

Cuando hablamos de castigo positivo nos referimos a que después de un comportamiento ocurre algo que a la persona no le gusta. Ejemplos de ello podría ser tener que limpiar todo el suelo de la cocina porque no hemos sido precavidos a la hora de abrir un tarro de miel que se ha caído al suelo, manchándolo todo (hace que no tener cuidado en próximas ocasiones sea menos frecuente o desaparezca). O un suspenso en un examen tras haber estudiado poco (se castiga no estudiar lo suficiente).

El castigo o por qué no llegamos tarde a ver un musical. Centro de Psicología Aplicada Maribel Gámez
El castigo o por qué no llegamos tarde a ver un musical. Centro de Psicología Aplicada Maribel Gámez

Por el contrario, cuando hablamos del castigo en su vertiente negativa nos referimos a que nos quitan algo que nos era querido o apreciado después de un determinado comportamiento y, debido a esto, el comportamiento disminuirá en frecuencia. Un ejemplo bien conocido aparece cuando los padres no permiten que los niños jueguen o vayan al parque hasta que no terminen los ejercicios del colegio y estudien.

 

Así se refuerza el estudio y se castiga el comportamiento de no terminar los deberes o dejar el estudio a medias; si procrastinamos y se nos acumula el trabajo no podremos ver una serie que nos apetece; si una modelo de pasarela no reúne las características físicas que le exigen no podrá seguir desfilando (se castiga no seguir un tipo de dieta restrictiva).

Como estaréis pensando, el castigo solo consigue que dejemos de mostrar determinados comportamientos, pero no genera aprendizajes nuevos, algo que sí es capaz de crear el reforzamiento. Este es uno de los motivos por los que se usa mucho más este último proceso, el reforzamiento, para ayudar a los niños y a los  adultos a generar nuevos aprendizajes.

 

Si vimos que muchos de los refuerzos, algo que aparece tras un comportamiento y aumenta su probabilidad de aparición, eran individuales, los castigos también lo son. Sin embargo, para algunas personas perder la oportunidad de ver el musical del Rey León y el dinero invertido al llegar tarde no hace que empiecen a ser puntuales en situaciones similares en el futuro. De la misma manera, un examen suspenso no consigue que todo el mundo se ponga a estudiar para evitar el siguiente fracaso.

El castigo o por qué no llegamos tarde a ver un musical. Centro de Psicología Aplicada Maribel Gámez
El castigo o por qué no llegamos tarde a ver un musical. Centro de Psicología Aplicada Maribel Gámez

Por eso es tan complejo el estudio del comportamiento, ya que en esos casos habría que evaluar otros motivos que hacen que esas situaciones no sean castigos por quien los recibe porque no eliminan o disminuyen conductas. Los castigos deben ser individualizados para que funcionen; si no se analiza muy bien qué castigo puede ser el más efectivo, no funcionará. Y uno de los problemas es no saber qué le importa perder a la otra persona.

 

Así ocurre en el caso de la conducta infantil. Se ve con claridad los problemas que surgen cuando unos padres quieren evitar que sus hijos cometan comportamientos como pegar, escupir o insultar, que pueden generarles problemas a nivel social. Si no eligen bien los castigos, y también los reforzadores para fomentar las respuestas contrarias a las que quieren eliminar,

las conductas de pegar, escupir e insultar se seguirán dando. Para ello hay que conocer muy bien los gustos y preferencias de quien queremos hacer que cambie su comportamiento. 

 

Los psicólogos recomendamos que cuando se ponen límites a la conducta de los niños los castigos cumplan una serie de características para que sean eficaces: que sean pocos castigos, razonables, de corta duración y que estén ligados al comportamiento que queremos eliminar. Si se pone como límite que un niño no pegue a sus iguales, será razonable que cada vez que lo haga tenga que alejarse unos minutos del lugar donde estaba jugando, como castigo, ya que no es capaz de hacerlo sin dañar a los demás. Los castigos  siempre deben ir acompañados de refuerzos a las conductas que sí queremos instaurar porque estas son y serán útiles y adaptativas para ellos.

El castigo o por qué no llegamos tarde a ver un musical. Centro de Psicología Aplicada Maribel Gámez
El castigo o por qué no llegamos tarde a ver un musical. Centro de Psicología Aplicada Maribel Gámez

Ser empáticos, tratar con respeto a los demás, llevar una buena rutina de higiene de forma autónoma, son ejemplos de estas conductas. Además, los castigos deben ser planificados con anterioridad y trasladados al niño antes de que ocurran para que este pueda intervenir todo lo posible en la consecución de esa nueva norma y, poco a poco, verle su sentido, su utilidad.

 

¿Te has fijado si hace poco dejaste de realizar un hábito o cambiaste algún comportamiento muy ligado a ti? ¿Sabrías explicar qué ocurrió después de ese comportamiento para que eso pasase?

 

Si eres capaz de detectar lo que te castiga y refuerza podrás conocerte mucho mejor y, por consiguiente, obtener más control sobre ti mismo.

¿Sabías que ...

… hay una tercera ley, aparte del castigo y refuerzo que se llama extinción? En este proceso se elimina por completo un comportamiento que antes se mantenía por refuerzo. Un ejemplo de esto es cuando llamamos por teléfono a alguien que nunca lo coge y antes sí lo hacía. Tras varias llamadas sin respuesta el comportamiento dejará de ser útil y no volveremos a llamar a esa persona.

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