LA PERSONALIDAD
II - CÓMO MODIFICARLA
Laura Navarro, 15-3-2023
Todos en algún momento de nuestra vida hemos podido pensar en cambiar, mejorar o dar una vuelta a cómo nos gustaría ser. O cómo querríamos cambiar la manera en la que nos comportamos. Pero también con frecuencia seguro que has oído frases del tipo: “Yo soy así”, “Ya no voy a cambiar”, “Es mi personalidad”, etc. Por lo que quizá una primera reflexión que debemos hacernos, antes de continuar leyendo este artículo, es si creemos o no que podemos realmente llegar a modificar nuestra personalidad.
Tal y como decíamos en el artículo anterior, La personalidad I - Algunas definiciones, correspondiente a la primera parte de este tema, la personalidad, por definición, es algo que se mantiene en el tiempo; es decir, que tiende a ser estable y constante.
En concreto, es el conjunto de disposiciones psicológicas que nos orientan y predisponen hacia ciertas dinámicas conductuales, y se basa en un componente genético (temperamento) y otro aprendido, que nace de la experiencia y de la observación.
Es debido precisamente a dichas cualidades de estabilidad y constancia por las que llegar a cambiar o modificar la personalidad puede resultar complicado, pero no del todo imposible, si nos referimos a actuaciones o a hábitos.
Si hacemos un repaso a las investigaciones realizadas sobre el tema podemos encontrar que la personalidad cambia a lo largo de la vida, pero lo hace poco y de manera sutil, haciéndolo además durante todo el ciclo vital.
Las diferentes experiencias, agradables y menos agradables que tenemos, contribuyen a estos cambios.
Es importante señalar que no estamos hablando en ningún caso de un cambio al cien por cien o de convertirnos en alguien opuesto a lo que somos, perdiendo nuestra verdadera esencia. Intentar cambiar no significa en ningún caso, por tanto, llegar a ser otra persona, pero sí que, aunque es verdad que nuestra personalidad nos marque una predisposición a actuar de una determinada manera, podemos realizar cambios pequeños, sutiles, llegando a modular poco a poco nuestra conducta ante determinadas situaciones al introducir o dejar ciertos hábitos.
Si bien ya veíamos que la personalidad a día de hoy es uno de los temas más estudiados desde la psicología, es difícil encontrar
una definición clara y ampliamente aceptada acerca de lo que consideramos personalidad, y más aun lo que entendemos por trastornos de la personalidad (algo que incluso podría llegar a merecer un tercer artículo); es decir, cuándo una personalidad puede resultar patológica y cuándo no.
Podemos apreciar que una persona tiene una personalidad no patológica cuando el conjunto de sus rasgos o características le permiten hacer frente a la vida cotidiana de una manera flexible y adaptativa, así como cuando su dinámica del día a día le aporta satisfacción a nivel personal, siéndole funcional.
Resultando, por contra, una personalidad patológica o no adaptativa la que se daría cuando encontramos estados en cuanto a la forma de pensar, sentir y actuar que no se ajustan
a la sociedad o dificultan la convivencia, limitando significativamente su día a día, disminuyendo la calidad de vida y llegando a generar además sufrimiento para la propia persona, así como para su entorno más próximo.
Pero… en base a todo lo descrito anteriormente, ¿qué podemos hacer entonces, si queremos realizar esos pequeños cambios?
- Conocerte a ti mismo. Es relevante indagar en uno mismo, el autoconocimiento nos va a permitir gestionar adecuadamente nuestras emociones, así como también trabajar en nuestras fortalezas y aspectos a mejorar, algo que sin duda nos va a permitir crecer como personas.
Adquiere compromiso con tu cambio. Observa tus creencias,
tus pensamientos, ya que pueden resultar un verdadero obstáculo; asegúrate de que realmente quieres y apuestas por el cambio, por hacer de otra manera las cosas, distinta a la habitual, con todo lo que ello puede inicialmente suponerte.
- Identifica tus valores. Vivir acorde a tus valores puede ser el motor de cambio necesario por el que encontrarnos motivados a hacer las cosas de otra manera. Va a ser la fuerza que nos va a ayudar a movilizar nuestros recursos.
- Operativiza tus objetivos. La idea de cambiar la personalidad es demasiado general, demasiado abstracta, y hemos visto que es complicado, por lo que es necesario concretar a qué nos referimos para saber en qué estamos centrando nuestros esfuerzos y así llegar verdaderamente a
cambiarla. Ya hemos visto que no podemos hacer grandes giros, pero si concretamos el cambio en un plan, con objetivos pequeños y específicos, podremos realizar avances más significativos, evitando en la medida de lo posible la frustración por querer abarcar demasiado.
- Cambia de hábitos. Este es el paso difícil, de hecho, puede convertirse en todo un reto, especialmente cuando llevamos actuando desde hace largo tiempo de una determinada manera. Primero hemos de ser conscientes de que algo que hacemos no nos funciona, o nos está alejando de la vida tal y como nos gustaría vivirla. Una vez que lo hayamos interiorizado, llevamos a cabo el cambio y observamos qué ocurre, manteniéndonos constantes.
- Date tiempo. Algo que llevas haciendo de una manera
determinada desde hace años no puede verse modificado de la noche a la mañana. Hemos de ser pacientes, lógicamente hemos de aceptar y contar con que se van a dar resistencias, ya que tenderemos a hacer lo que hasta ahora ha sido más habitual para nosotros. Es importante tener esto en cuenta y darnos tiempo.
- No te centres sólo en el resultado. Valora el esfuerzo que estás realizando para llegar a tus metas; esto es algo esencial, el reconocer pequeños logros es el primer escalón a subir en el camino.
- Consulta a un profesional. Busca ayuda del psicólogo, te puede ayudar a mejorar tu autoconocimiento, a planificar metas realistas y a llevarlas poco a poco a la práctica.
En ningún caso la terapia psicológica pretende cambiar a una persona por otra, eso no tendría ningún sentido, además de que no sería posible. Sí que nos orientamos en intentar reorientar, apoyar o ayudar a manejar determinadas conductas constantes, de otra manera más adaptativa para la persona y que le reporten mayor beneficio.