PERSONAS CON ALTA SENSIBILIDAD
I - ¿QUÉ SE SABE DEL PAS?
Blanca de la Torre, 29-10-2022
La doctora e investigadora en psicología Elaine Aron, comenzó hace más de tres décadas a estudiar el rasgo “alta sensibilidad”, el cual se estima que afecta a entre un 15/20% de la población mundial. Este estudio se basó en su práctica clínica y en trabajos de figuras reconocidas en el mundo de la personalidad como Carl Jung.
El sentido común y la experiencia social en relación con los demás nos dice que hay personas que son más sensibles a estímulos externos, los captados a través de los sentidos, e internos como las emociones o las sensaciones fisiológicas. Más allá del sentido común, ya en el ámbito científico la dificultad para distinguir a personas que son altamente sensibles de las que no lo son con el fin de realizar estudios válidos que revelen posibles diferencias neurológicas es grande.
Se debe a que ninguno de los instrumentos que intentan medir de forma específica este rasgo posee las propiedades psicométricas que han de tener las pruebas con las que se categorizan los rasgos estables de la personalidad. Aun así, muchos profesionales de la salud mental y de la neuropsicología han seguido investigando sobre este tema, encontrando no sólo patrones similares de respuesta, sino indicios a nivel neurocientífico de que pueden existir determinadas áreas cerebrales que se activan en mayor o menor medida en función de este rasgo de la personalidad, aunque aún queda mucho por estudiar y categorizar.
La alta sensibilidad jamás ha de ser considerada un trastorno ni de ninguna otra manera que lleve consigo una connotación negativa.
A menudo se ha asociado de forma errónea a las personas sensibles con fragilidad, vulnerabilidad e incluso con dificultades para manejarse en las vicisitudes del día a día. Bien es cierto que una elevada emocionalidad que no sepa gestionarse puede traer consigo mucho sufrimiento, de ahí que resulte tan importante reconocer estas características individuales y aprender a manejar aquello que pueda perturbar el bienestar psicológico de la persona o limitar de alguna manera su funcionamiento.
La alta sensibilidad puede estar relacionada con una tendencia a la sobreactivación del sistema nervioso por determinados estímulos externos como luces, movimiento, sonidos, olores, sabores o texturas; pero también por estímulos internos como emociones, pensamientos o sensaciones que sobrepasan el umbral de tolerancia en un momento dado.
Por ello, muchos tienden a evitar situaciones que les resultan perturbadoras o abrumadoras. Parece que estas personas poseen una capacidad perceptiva muy amplia, por lo que detectan mayor cantidad de información y tienen un nivel sumamente profundo de procesamiento capaz de captar sutilezas y detalles, que permiten entender aspectos muy complejos como los sentimientos ajenos desde edades tempranas.
De ahí que, por lo general, estemos hablando de individuos que pueden mostrar mucha empatía, comprometidos e implicados con asuntos relacionados con los derechos de todos los seres vivos, con gran capacidad para conmoverse con el arte y la belleza e incluso para visionar escenarios futuros y poder influir en ellos de forma preventiva.
Es esperable pensar que pueden ser concienzudos y dedican altos niveles de concentración y energía a tareas que les motivan. Sin embargo, también pueden dispersarse o abstraerse en exceso cuando están agotados, o cuando tienen un nivel de activación por debajo de su umbral a causa del aburrimiento o la falta de motivación.
No es extraño que además busquen activamente experiencias que les conectan con determinados sentimientos como la ilusión, el entusiasmo o la conexión.
Suelen verse alterados por los cambios, requiriendo algo más de tiempo para la completa adaptación, al verse obligados a procesar una mayor cantidad de información.
Existe una gran variabilidad entre las personas que comparten esta forma de ser, y esto se da sencillamente porque cada individuo es único tanto en su neurobiología como en su historia de aprendizaje.
El estilo de crianza cumple un papel fundamental en la evolución del rasgo. Niños con alta sensibilidad criados en entornos donde se respetan sus características individuales, aprenderán a tratarse bien y a potenciar sus cualidades, llegando a sentirse orgullosos de sí mismos por ser como son, altamente sensibles. Por el contrario, en aquellos niños criados en entornos en los que las personas de referencia viven la sensibilidad como un problema, donde tratan de ocultarla o hacerla desaparecer y es sometida a una crítica constante, probablemente (aunque no necesariamente) traiga como
resultado patrones relacionados con una excesiva preocupación, tendencia a la evitación o el aislamiento e incluso el autocastigo como mecanismos de defensa.
Pueden llegar a construir una autoimagen confusa y desajustada, desde la que lleguen a creer de sí mismos que no están bien, que son defectuosos o simplemente que no encajan, siendo factores de alto riesgo en etapas tan importantes del desarrollo como la infancia o la adolescencia.
En casos que entrañan menor gravedad puede simplemente ocurrir, que renuncien y anulen esa parte de su personalidad con la función de integrarse o adaptarse al medio, sintiendo de alguna manera que no viven de forma totalmente coherente con su verdadera esencia.
Las personas con alta sensibilidad han de cuidarse especialmente, y los que son menores han de ser cuidados por sus adultos para aprender a hacerlo por sí mismos en el futuro. La primera regla es conocerse para poder delimitar que necesidades hay que atender.
Teniendo en cuenta que una de las principales dificultades de una persona con alta sensibilidad es la sobreactivación, conviene aprender a identificar cuáles son esos estímulos que les sobrecargan para poder reducir su impacto, bien a través de una menor exposición a los mismos, o por el contrario de una exposición gradual hasta conseguir habituarse a ellos.
El malestar que producen los niveles bajos de activación también ha de tenerse en cuenta, uno se encuentra realmente
bien cuando el nivel de activación es el apropiado, ni demasiado alto ni demasiado bajo. Por ejemplo, practicando ejercicios que mejoran la atención plena y permiten disfrutar del momento presente; o permitiéndose saborear instantes de placer bien buscados que se encuentran en la propia cotidianidad, constituyen estrategias muy potentes que sirven para afrontar este reto.
Es necesario trabajar la autoestima si esta se ha visto afectada por el impacto del entorno. Sentirse sólo e incomprendido por tener este rasgo puede solucionarse informándose sobre ello. Afortunadamente ya existe mucha bibliografía que pone el foco en la aceptación y en los aspectos positivos de las diferencias, y que señala que hay un parte importante de la población que lo comparte.
Así, Identificar las defensas que se ponen en marcha para paliar los efectos más desagradables de la alta sensibilidad, es otra de las claves que es imprescindible tener en cuenta. Hay gente que lucha contra la creencia de ser defectuoso sometiendo al cuerpo a un esfuerzo contante, desatendiendo las señales que indican el cansancio o la sobrecarga, no poniendo límites a sus esfuerzos.
En el extremo contrario estarían las personas que evitan activamente cualquier situación que les genere sobrecarga, recogiéndose sobre sí mismos pero a la vez sintiéndose limitados porque en el fondo quieren salir y no perder su autonomía. El objetivo es el equilibrio y a veces se necesita ayuda para encontrarlo y aprender a relacionarse de un modo distinto con los estresores.
Llevar una vida ordenada, comer bien y darle al cuerpo el reposo que necesita mejora notablemente la estabilidad de un PAS. Recordemos que los estímulos internos también pueden ser una gran fuente de estrés, por lo que el hambre, el cansancio, la falta de ejercicio o cualquier otra sensación derivada de no cuidarse adecuadamente perturba en gran medida.
Un psicólogo es la figura que puede ayudar a las personas a observar sus reacciones ante lo que ocurre fuera y dentro de su organismo. Afortunadamente, este profesional tiene recursos para ayudar a entender a la persona con alta sensibilidad cómo relacionarse con lo que recibe del mundo. Entender que cada persona posee unas peculiaridades que le hacen único, posibilitando que estas redunden en su beneficio y no le causen problemas.
¿Sabías que...
…la mente tiende a imitar al cuerpo? Modificar una postura defensiva, como por ejemplo cerrar con fuerza los puños, por otra que implica dominio y calma, genera un efecto positivo predisponiendo con mayor probabilidad a sentirse de esta manera.
Hay que cuidarse de los que dicen llamarse profesionales y que realizan afirmaciones sobre el PAS que ni siquiera las investigaciones aún revelan como ciertas. Aún queda mucho por investigar.
Por último, me queda por decir que las diferencias que distinguen a las personas con alta sensibilidad, en realidad son grandes fortalezas que pueden tener un importante impacto positivo tanto en la sociedad como en el propio individuo. El cómo te lo contamos en la segunda parte del artículo.
Si quieres saber más...
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Acevedo et al (2018). The functional highly sensitive brain: a review of the brain circuits underlying sensory processing sensitivity and seemingly related disorders. Disponible en https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5832686/
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Karina Zegers de Beijl (2016). Personas altamente sensibles. La esfera de los libros
