NUEVOS MODELOS DE COMPORTAMIENTO (I)
¿HÉROES O VILLANOS?
Blanca de la Torre, 28-6-2023
Patrón dominante de grandeza. Necesidad de admiración y falta de empatía…podría ser perfectamente el perfil de alguno de nuestros famosos villanos Disney, Marvel o DC.
Al igual que los grandes superhéroes, están dotados de poderes o habilidades sobrenaturales; pero al contrario que estos, los villanos usan sus dones para generar dolor, caos y destrucción en pro de sus metas.
Se ha publicado bastante literatura en medios divulgativos, y también académicos, sobre el creciente atractivo de los villanos en detrimento de los conocidos personajes que encarnan a héroes en películas y series. Es esperable que llame la atención, desde diferentes perspectivas, un tema que, en principio, va en contra de los ideales de persona que nos enseñan a valorar.
No falta tampoco el merchandising que reivindica a estos personajes “malos” como un modelo a seguir. ¿Quién no ha visto a alguna chica llevar la camiseta “Villanas Disney” en el que aparecen las famosas Cruella de Vil, Maléfica o Úrsula? Otro ejemplo: un disfraz que llegó para quedarse fue el del personaje de Harley Quinn, la chica mala de la productora Warner Bross. O el furor que provocó la hermana mala, malísima, del bueno de Thor en “Thor: Ragnakok”, la novena película más taquillera del año 2017
Llevo observando desde hace tiempo la preferencia de un número de niños, de entre 9 y 12 años, cada vez más elevado por los “malos” cuando se les pregunta quién es su superhéroe favorito, por lo que me he parado a hacer una reflexión con el objetivo de entender las posibles causas de esta tendencia.
Las películas y comics dejan una clara evidencia de la necesidad de aceptación que tiene de su padre, transformada posteriormente en un profundo resentimiento por el gran Odín, quién siente predilección por su hijo Thor que hace explícita elogiando la fuerza, valentía y tenacidad de su primogénito. Capacidades de las que precisamente carece Loki.
Desde hace un tiempo los villanos se presentan como personajes atormentados pero carismáticos, ingeniosos, divertidos y poderosos. Por otro lado, muchos legitiman sus actos tras una causa noble o justa como Thanos, este atractivo genocida que persigue estabilizar la superpoblación del universo para evitar su extinción. Este villano ha sido una figura central ni más ni menos que en 5 superproducciones cinematográficas en los últimos tiempos.
Parece que volar como Supermán ya no es para tanto o, al menos, ya no está de moda. Resulta que su archienemigo, Lex Luthor, además de villano es un genio multimillonario cuyo mayor temor es ver el planeta Tierra dominado por alienígenas.
Y es que los villanos tienen miedo y lo gestionan a través del control y destrucción de todo aquello por lo que se sienten amenazados: miedo a desaparecer, a no ser vistos, a no ser importantes, a perder lo que anhelan o a perder el control que les mantiene sujetos a esa falsa seguridad de la que dependen.
La cuestión es que esta vuelta de tuerca genera interesantes debates entre la población adulta. Los superhéroes suelen ser menos complejos y no dudan en sacrificarse a sí mismos si esto significa ayudar a otros.
Lo que de alguna manera da a entender que podría ser un buen camino para afrontar el dolor y conseguir la gloria. Si se ponen en alza valores como la astucia, el poder económico, la manipulación y el sometimiento de los otros en pro de grandes causas, en lugar de fomentar la empatía, la conciencia social y el esfuerzo, no es de extrañar que algunos niños prefieran ser los malos.
Sin embargo, hay una manera de revertir esta tendencia, sacarle partido y hacer que incluso nos sirva para educar mejor a nuestros hijos. Podemos ver con ellos las películas o leer los comics realizando una crítica comprensible para los pequeños, dialogando con ellos acerca de lo que les ha llamado la atención y modelando esos principios éticos que les convertirán en adultos asertivos y dueños de sus propias vidas.
Un artículo de 2013 en la revista Aequitas [1] intenta responder a este asunto poniendo énfasis en la función que podría tener colocar en el centro de la narrativa del cine a los villanos. El artículo concluye que sería la expresión de miedos sociales colectivos lo que haría tan atractivos a estos personajes.
Otro estudio, muy reciente, de abril de este año, publicado en la revista “Cognition” [2] investiga sobre los razonamientos lógicos (y no tan lógicos) que hacen los adultos y los niños para explicar las conductas propias de un villano, de un malo de película y, así, vincularse con ellos. En la prensa no especializada también ha tenido su eco, por supuesto. Un ejemplo de esto es Quora [3] una red social que se dedica a intercambiar preguntas y respuestas de los usuarios sobre diferentes temas y en el que puede verse un encendido debate al respecto.
Existe una inclinación en los últimos años a simpatizar con los villanos. La industria cinematográfica ha hecho un gran trabajo mostrando las terribles historias de muchos de ellos, a veces en contraposición con héroes mucho más simples y planos en personalidad y motivaciones.
Hablamos de aquellos villanos en los que se puede adivinar una infancia o adolescencia traumática, digna de la más absoluta lástima, por lo que no es de extrañar que sea más sencillo identificarse con alguien que ha sufrido una pérdida temprana como Darth Vader, que con una persona que hace daño per se.
El incomprendido Loki de la mitología nórdica, hermano adoptivo de Thor, se presenta como un ser astuto con grandes habilidades para manipular mentes con mentiras y trampas.
Reparemos en Magneto, megalómano prisionero de los nazis en los campos de concentración durante el Holocausto, siendo sólo un niño, con capacidad para generar y controlar los campos magnéticos. Revive el trauma y ansía proteger a su raza por encima de todo, a través de actos terroristas y de lo que se tercie para asegurar la supervivencia de sus hermanos mutantes.
De manera que los supervillanos tienen también grandes poderes que a los niños les fascinan, como no podía ser de otra manera. El mismo Loki, además de ser un poderoso hechicero, puede teletransportarse, desplazar objetos con la mente (telekinesis), cambiar de forma e hipnotizar, con el objetivo de doblegar la voluntad de otros para que cumplan con lo que él desea.
Altruismo en su más pura esencia y bastante poco realista, diría yo, en lo que respecta a la conducta humana. Sin embargo, no debemos olvidar que los niños durante su proceso de desarrollo están aprendiendo, entre otros muchos conceptos, lo que está bien y lo que está mal porque, al igual que existe un desarrollo cognitivo, motor y social, también hay un desarrollo moral con sus etapas y todo. Términos tan abstractos como éstos necesitan modelos muy concretos para empezar a ser comprendidos e integrados en categorías más amplias.
Los villanos tienen mucho poder. Luchan por causas que consideran legítimas y encima muchos han sido torturados o traumatizados en su infancia. Se da por hecho que no han podido elegir otro destino y lo que es peor, se han hecho fuertes haciendo el mal.
Así pues, el fin no justifica los medios. Haber sufrido no significa que la única manera de aliviar ese dolor sea generarlo en otros.
El dinero o el poder no llenan las carencias afectivas y lo que en un principio podría generar bienestar a corto plazo como la venganza, a la larga sólo trae pérdidas relacionadas con el aislamiento y la soledad, así como mayor necesidad de control, convirtiéndose en un círculo vicioso que no tiene fin.
Los villanos no suelen tener amigos. Son socialmente rechazados, dan miedo y el único respeto que infunden es a través de la intimidación o la amenaza. Los más pequeños esto no lo ven, por lo que es necesario hacérselo saber. El aprendizaje por imitación implica que los niños reproducen lo que ven en su entorno.
Las conductas premiadas en sus modelos tendrán altas probabilidades de ser imitadas y las castigadas o reprobadas menos; por ello hay que incidir en que imitando a los malos, lo que van a obtener es rechazo y sufrimiento a grandes dosis.
BIBLIOGRAFÍA
[3] Quora. Red social de preguntas y respuestas.
