A pesar de que el estigma social asociado al psicólogo y a la salud mental en general continúa muy presente en nuestra sociedad, cada vez es mayor el número de familias que toman la decisión de acudir a la consulta de un psicólogo, para ayudar a sus hijos a superar una determinada dificultad que se presenta.
A veces es un miedo que no consiguen vencer, otras se hace necesario dotar a los niños y a los padres de herramientas para afrontar un cambio, una pérdida o una enfermedad; otras tienen que ver con inseguridades relacionadas con el entorno educativo o social y en otras ocasiones son los padres quienes se encuentran superados por las circunstancias y necesitan desarrollar estrategias para navegarlas.
Llegado el punto en el que la decisión ya está tomada, nos encontramos con otra barrera que tiene que ver con la comunicación. ¿Cómo le explico yo a mi hijo lo que es un psicólogo? Y es que de por sí la palabra ya suena extraña y si tienen algún conocimiento, generalmente está asociado al recurso de aquellos niños a los que los maestros ya han dado por imposibles, por lo que la connotación no es positiva.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que el lenguaje debe estar adaptado a la edad del niño y debe ser lo más concreto posible. Antes de los 11 años, los niños todavía se encuentran en la etapa de las operaciones concretas, esto significa que no van a poder elaborar representaciones abstractas de la realidad, o dicho de otro modo, que no pueden representar aquello que no han vivido a través de la experiencia directa, de la observación de la experiencia de otros o que no se les haya explicado asociándolo con conceptos que ya están en sus esquemas mentales.
Cuanto más pequeño sea el niño, más breve y concreto debe ser el mensaje con el que le trasmitamos a dónde vamos a ir. Si se trata de un niño de tres años, no tiene sentido la palabra psicólogo, sino el nombre del profesional en cuestión y una breve descripción del lugar donde se acude y lo que se va a encontrar allí. A medida que se van haciendo mayores y su repertorio para asociar y derivar conceptos es más amplio, podemos ir incorporando más información y más detalles a nuestra explicación.
Cuando los niños ya tienen un conocimiento más amplio de lo que son las profesiones, podemos enumerar algunas de ellas con sus correspondientes funciones (profesor, conductor de autobús, médico, jardinero, enfermero) y a partir de ahí, indicarles que el psicólogo también es un profesional, así les ayudaremos a entender que se trata de una persona que “trabaja” con los niños y no un amigo de la familia.
El psicólogo es un profesional que sabe mucho sobre enseñar a reaccionar o a responder de forma adecuada ante las emociones o pensamientos que nos perturban, al igual que un médico sabe mucho sobre enfermedades y cómo tratarlas, o el jardinero sabe mucho sobre las plantas y cómo cuidarlas. Atiende a niños con problemas importantes, pero también a niños que no les pasa nada grave y quieren mejorar su forma de relacionarse con los demás o consigo mismos. El psicólogo es un profesional que sabe mucho sobre alternativas y soluciones para resolver problemas y sabe mucho, muchísimo, sobre los niños. Por eso puede entenderles y ayudarles a afrontar lo que les pasa.
Conviene poner ejemplos para que los puedan identificar con lo que les ocurre a ellos o a otros niños; por ejemplo, el psicólogo ayudó a Javi a sentirse mejor cuando nació su hermanita y tuvo tantos celos, ayudó también a Julia porque no sabía cómo calmarse cuando tenía que hablar delante de toda la clase, a Oscar que no sabía qué hacer cuando se aburría y le daba por molestar y a Mencía, que estuvo muy triste cuando se murió su gata.
El psicólogo trabaja de una forma que a los niños les resulta muy atractiva, en la consulta los niños, juegan, ven cuentos, cantan, pintan, construyen y a veces hasta se disfrazan. Así es como con la ayuda del profesional van aprendiendo a resolver sus cosas de forma más eficaz. Se aprende jugando.
Las salas donde trabajan tienen juegos y juguetes y allí no se va a hacer deberes, allí se aprende a ser más amable, más fuerte, a tener mejores hábitos y a gestionar las emociones para que no sean ellas las que tomen el mando. Al psicólogo le interesa muchísimo todo lo que los niños tienen que decir y siempre lo tiene en cuenta, en la consulta el niño es el protagonista de su propio proceso y sus ideas son tan valiosas como las de los adultos.
También enseñan a los padres a reaccionar mejor ante los comportamientos que no les gustan de los niños, a escuchar y comprender y también a hacer planes para que la convivencia en casa sea mejor y en vez de peleas o dramas haya diálogo o para que en vez de castigos haya normas.
El espacio donde se trabaja es un lugar seguro, eso quiere decir que todos los niños son libres para expresar lo que necesiten, para decir lo que se sientan sin ser juzgados porque el objetivo es ayudar, no criticar o decir lo que tienen que hacer, sino aprender a reaccionar de forma que la conducta genere ganancias y no pérdidas.
Si a estas explicaciones añadimos otros recursos como fotografías, dibujos o cuentos, les ayudaremos a hacerse una idea más clara de esta profesión que tan necesaria se hace en algunos casos.
Si estás pensando en llevar a tu hijo a consulta, recuerda que en el Centro de Psicología Aplicada somos especialistas en niños y que la primera consulta es gratuita, en ella puedes despejar todas las dudas que necesites.
Puedes echar un vistazo a la guía 'El psicólogo', que he elaborado con pocas palabras y algunas imágenes pensando en hacer un poco más fácil a los padres explicar a sus hijos qué es un psicólogo.
Y, por supuesto, para que los propios niños, según sea su edad, claro, puedan visualizarlo.
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