PREVENCIĆN DE ABUSO/MALTRATO EN DISCAPACIDAD
- Blanca de la Torre
- 26 oct 2021
- 5 Min. de lectura

Entre los temas que mĆ”s preocupa en la actualidad en el colectivo de la discapacidad intelectual se encuentra el abuso. El miedo a que otros puedan aprovecharse de la vulnerabilidad que implican determinados aspectos de la discapacidad ha estado siempre presente, sin embargo, desde hace varios aƱos, entidades como la UAVDI (Unidad de atención a VĆctimas con Discapacidad Intelectual) ya vienen llevando a cabo planes de acción para prevenir esta problemĆ”tica.
Uno de los materiales en los que me he basado para escribir este artĆculo y que animo a consultar para profundizar en este tema es la guĆa Abuso y Discapacidad Intelectual (2013) de la Fundación Carmen Pardo-Valcarce (actualmente, Fundación A la Par), cuyo enlace para poder descargarla de forma gratuita es: http://www.madrid.org/bvirtual/BVCM013834.pdf. El subtĆtulo de la misma, āOrientaciones para la prevención y la actuaciónā, es suficientemente significativo de lo que pretende, mĆ”xime cuando en su prólogo se aclara que āconstituye una herramienta de gran utilidad tanto para los profesionales como para las familias, siempre atentas ante cualquier circunstancia que pueda suponer una amenaza para las personas con discapacidad intelectual.ā Sin embargo, yo me voy a centrar exclusivamente en la segunda orientación, hacia el entorno no profesional.
Cuando hablamos de abuso nos referimos a cualquier intromisión indeseada, provocada intencionalmente, que viola la integridad personal, emocional, financiera, fĆsica o sexual de la persona.

Se pueden dar una gran variedad de situaciones que impliquen abuso o maltrato, por lo que se hace imprescindible tener clara una tipologĆa, asĆ como saber que se pueden dar diferentes tipos de abuso o maltrato a la vez. Conocer los tipos de abuso constituye uno de los principales factores de protección frente al mismo.
Ā· Abuso o maltrato fĆsico, que incluye todo tipo de daƱo fĆsico infringido a la persona.
· Abuso o maltrato psicológico, que incluye discriminación, insultos, humillaciones, amenazas, coacción, intimidación, etc.
· Abuso o violencia sexual, que incluye cualquier tipo de exposición sexual a la persona sin su consentimiento o sin que tenga capacidad de consentir.
· Abuso material o financiero, que incluye no solo la apropiación indebida de los bienes de la persona, sino también otros aspectos como la explotación laboral o las presiones en la gestión del patrimonio.
· Negligencia o actos de omisión, que implica la no atención o prestación de apoyos a las necesidades de la persona.

Sabemos que las personas con discapacidad intelectual son especialmente vulnerables al abuso. Existen varias causas que favorecen esta posición de vulnerabilidad, entre las que destacan como principales, la falta de intimidad y el grado o nivel de dependencia de terceras personas.
Las dificultades de autonomĆa en actividades de aseo y cuidado personal, traen como consecuencia que su cuerpo estĆ© expuesto a las personas encargadas de su cuidado, independientemente de la edad que tengan. Esto les puede llevar a pensar que su cuerpo es accesible a los demĆ”s y normalizar situaciones que no deberĆan serlo. Por otro lado, el hecho de necesitar la ayuda de otros, puede llegar a favorecer conductas de sumisión. La necesidad de agradar y contentar a los demĆ”s, disminuye y en algunos casos anula, su capacidad para expresarse de forma asertiva si esto implica que sus intereses entren en conflicto con los de la otra persona.
Algunas claves que debemos tener en cuenta a la hora de llevar a cabo acciones de prevención y cambiar de posicionamiento frente al abuso, si tenemos a nuestro cargo una persona con discapacidad o nos encontramos siendo posibles testigos de una situación de abuso o maltrato, sea del tipo que sea, son las siguientes:

Ā· Conocer los derechos de las personas con discapacidad, La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad seƱala en su artĆculo 16 que āse deben tomar medidas para proteger a las personas con discapacidad, tanto en el hogar como fuera de Ć©l, contra todas las formas de explotación, violencia y abuso, incluidos aspectos relacionados con el gĆ©neroā.
Ā· Proporcionar oportunidades formación sobre derechos, educación sexual y prevención de abuso a la propia persona con discapacidad y a su familia, siendo mayor la protección cuanto mĆ”s alta sea la frecuencia y la adaptación de los contenidos, de forma que puedan comprenderlo, informarse a menudo y sentirse identificados con situaciones de su dĆa a dĆa.
Ā· Proporcionar formación sobre prevención de abuso a todas las personas que se encarguen del cuidado o la atención de la persona (mĆ©dicos, profesores, cuidadores, etcā¦)
· Conocer la ley, el abuso constituye una infracción penal, las personas con discapacidad tienen el mismo derecho que el resto de la población a ser protegidas por la ley.

Ā· Conocer las entidades y los recursos sin Ć”nimo de lucro que trabajan en pro de los derechos de las personas con discapacidad y sus familias como Plena Inclusión, y solicitar asesoramiento gratuito a travĆ©s de guĆas como https://sid.usal.es/idocs/F8/FDO27150/Guia-no-mas-abuso.pdf o a travĆ©s de profesionales expertos en la materia como los de la UAVDI.
· Facilitar la participación de las personas con discapacidad en talleres o movimientos activistas en la lucha de sus propios derechos.
· Dejar atrÔs los estilos educativos autoritarios y poner el foco en mejorar la capacidad para desarrollarse como personas autodeterminadas. En el caso de las personas con necesidades de apoyo extenso o generalizado, es decir, personas con un alto grado de dependencia, asegurarse de que reciben la atención necesaria en función de lo que sabemos que les gusta, les interesa, les estimula y les proporciona bienestar a todos los niveles.
· Entrenar en habilidades sociales poniendo especial énfasis en la comunicación asertiva, es decir, en la capacidad para expresar deseos, necesidades, intereses o preocupaciones sin el temor a la respuesta de los otros.

· Dar credibilidad al testimonio de la persona. La falta de credibilidad les coloca en una posición de extrema vulnerabilidad ante cualquier tipo de abuso y peor aún, podemos llegar a hacerles pensar que tiene mÔs valor lo que nos cuenta otra persona, generando un sentimiento de indefensión que les puede llevar a no volver a contarlo por temor a que pensemos que se lo estÔn inventando. La credibilidad percibida de los testimonios de las personas con DI es menor que la procedente de las personas sin DI (Henry, Ridley, Perry y Crane, 2011; Peled, larocci y Connolly, 2004).
· Tener en cuenta el fenómeno de la deseabilidad, muchos tienden a buscar la aceptación, el reconocimiento y el agrado de las personas con las que se relacionan, sobre todo de las que no tienen discapacidad.
Ā· Estar atentos a cualquier conducta que no sea habitual, cambio en su estado de Ć”nimo, signos de tipo somĆ”tico (dolor de cabeza, alteraciones en el patrón del sueƱo o la alimentación, estados de nerviosismo aparentemente injustificadoā¦), negativa a acudir a un determinado o lugar o a estar en presencia de determinadas personas, verbalizaciones relacionadas con violencia, aumento de rituales o de conductas estereotipadas, etc. Todos ellos pueden ser signos que nos lleven a formular hipótesis, en las que se contemple que se pueda estar dando una situación de abuso o maltrato. En este caso la recomendación es consultar con un profesional de la salud mental experto en discapacidad lo antes posible, se recuerda la existencia de recursos gratuitos indicados anteriormente.

· Por último, se hace imprescindible que aprendan conceptos relacionados con la intimidad y la privacidad. Su cuerpo sólo debe ser expuesto y manipulado por las personas que les proporcionen los cuidados y la atención que requieren. Sus objetos y sus espacios personales deben ser respetados igual que si no tuvieran discapacidad, por lo que se debe llamar a la puerta, utilizar biombos o cortinas su hay otras personas en el contexto, pedirles permiso para manipular o utilizar sus objetos personales, etcétera.


