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A VUELTAS CON LOS MICROPLÁSTICOS Y EL DAÑO CEREBRAL

  • Foto del escritor: Centro de Psicología Maribel Gámez
    Centro de Psicología Maribel Gámez
  • 13 dic
  • 4 Min. de lectura
A vueltas con los microplásticos y el daño cerebral. Centro de Psicología Aplicada Maribel Gámez

Un amplio grupo de investigadores liderados por Kamal Dua (Universidad Tecnológica de Sídney, Australia)) y Murali Dhanasekaran (Universidad de Auburn, EE.UU.), coadministradores del proyecto de revisión sistemática, publicaron el pasado 18 de noviembre en Molecular and Cellular Biochemistry un novedoso e impactante artículo sobre la incidencia de los microplásticos en el daño cerebral, con especial atención al Alzheimer y al Parkinson, que presentan vías fisiopatológicas compartidas.

 

El artículo, ‘Do microplastics play a role in the pathogenesis of neurodegenerative diseases? Shared pathophysiological pathways for Alzheimer’s and Parkinson’s disease’ [‘¿Influyen los microplásticos en la patogénesis de las enfermedades neurodegenerativas? Vías fisiopatológicas compartidas para el Alzheimer y el Parkinson’], parte de la constatación de que, a partir del descubrimiento pionero del profesor Richard Thompson de las partículas microplásticas (MP) en 2004, la investigación sobre sus impactos ambientales y biológicos se ha expandido significativamente.


A vueltas con los microplásticos y el daño cerebral. Centro de Psicología Aplicada Maribel Gámez

A partir de 2023, Ocean Conservancy estima que un adulto promedio puede ingerir hasta 121.000 micropartículas plásticas al año. Si bien el cuerpo humano generalmente es capaz de eliminar más del 90% de las MP ingeridas, la pequeña fracción que queda puede persistir y potencialmente ejercer efectos crónicos a largo plazo en la salud humana, efectos que aún no se comprenden por completo pora que apuntan a perniciosos para diferentes sistemas del organiismo humano, particularmente el nervioso.

 

De manera alarmante, la contaminación por MP se ha detectado en una amplia gama de entornos y sistemas biológicos, incluidos los alimentos humanos, la leche materna e incluso en algunos de los lugares más remotos del planeta, como el Ártico, la cumbre del Monte Everest y las profundidades de la Fosa de las Marianas. Además, en muestras de nieve y agua de arroyo tomadas a diferentes alturas en la montaña, el estudio de Napper et al. Characterisation, quantity and sorptive properties of microplastics extracted from cosmetics [Caracterización, cantidad y propiedades de sorción de los microplásticos extraídos de los cosméticos] encontró microplásticos.


A vueltas con los microplásticos y el daño cerebral. Centro de Psicología Aplicada Maribel Gámez

La muestra recolectada a 8.440 m sobre el nivel del mar tuvo la mayor concentración de microplásticos. La mayoría de ellos fueron fibras de poliéster, probablemente provenientes del equipo y la ropa de los escaladores. Según el artículo, las expediciones futuras podrían reducir la contaminación por microplásticos mediante el uso de mejoras técnicas.

 

Actualmente, más de 57 millones de personas viven con demencia, y se prevé un aumento drástico de los casos de Alzheimer y Parkinson. La posibilidad de que los microplásticos agraven o aceleren estas enfermedades cerebrales constituye una importante preocupación para la salud pública.


Es posible que los microplásticos estén alimentando enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson, que el estudio pone de manifiesto destacando cinco formas en que los microplásticos pueden desencadenar inflamación y daño en el cerebro.


A vueltas con los microplásticos y el daño cerebral. Centro de Psicología Aplicada Maribel Gámez

El científico farmacéutico y profesor asociado Kamal Dua , de la Universidad de Tecnología de Sydney, dijo que se estima que los adultos consumen 250 gramos de microplásticos cada año, suficiente para cubrir un plato de comida.

 

“Ingerimos microplásticos de una amplia gama de fuentes, incluidos mariscos contaminados, sal, alimentos procesados, bolsitas de té, tablas de cortar de plástico, bebidas en botellas de plástico y alimentos cultivados en suelo contaminado, así como fibras plásticas de alfombras, polvo y ropa sintética”.

 

Los plásticos comunes incluyen polietileno, polipropileno, poliestireno y tereftalato de polietileno (PET). La mayoría de estos microplásticos se eliminan de nuestro cuerpo; sin embargo, estudios demuestran que se acumulan en nuestros órganos, incluido el cerebro.


A vueltas con los microplásticos y el daño cerebral. Centro de Psicología Aplicada Maribel Gámez

Los investigadores destacaron cinco vías principales a través de las cuales los microplásticos pueden causar daño al cerebro, incluyendo el desencadenamiento de la actividad de las células inmunes, la generación de estrés oxidativo, la alteración de la barrera hematoencefálica, el daño a las mitocondrias y el daño a las neuronas.

 

“Los microplásticos debilitan la barrera hematoencefálica, provocándole permeabilidad. Una vez que esto sucede, se activan las células inmunitarias y las moléculas inflamatorias, lo que a su vez causa aún más daño a las células de la barrera”, explicó el profesor asociado Dua.

 

El cuerpo trata los microplásticos como intrusos extraños, lo que provoca que las células inmunitarias del cerebro los ataquen. Cuando el cerebro se ve estresado por factores como toxinas o contaminantes ambientales, esto también causa estrés oxidativo, explicó.


A vueltas con los microplásticos y el daño cerebral. Centro de Psicología Aplicada Maribel Gámez

 Los microplásticos también interfieren con la producción de energía de las mitocondrias, reduciendo el suministro de ATP (trifosfato de adenosina), el combustible que las células necesitan para funcionar. Este déficit energético debilita la actividad neuronal y, en última instancia, puede dañar las células cerebrales, afirmó el profesor asociado Dua. “Todas estas vías interactúan entre sí para aumentar el daño en el cerebro”.

 

El artículo también explora formas específicas en las que los microplásticos podrían contribuir al Alzheimer, incluido el desencadenamiento de una mayor acumulación de beta-amiloide y tau; y en el Parkinson a través de la agregación de α-sinucleína y el daño a las neuronas dopaminérgicas.

 

Si bien la evidencia sugiere que los microplásticos podrían agravar enfermedades como el Alzheimer y el Parkinson, los autores enfatizan que se necesita más investigación para demostrar una relación directa. No obstante, recomiendan tomar medidas para reducir la exposición a los microplásticos.


A vueltas con los microplásticos y el daño cerebral. Centro de Psicología Aplicada Maribel Gámez

Los investigadores esperan que los hallazgos actuales ayuden a dar forma a las políticas ambientales para reducir la producción de plástico, mejorar la gestión de residuos y reducir los riesgos a largo plazo para la salud pública que plantea este contaminante ambiental omnipresente.

 

 

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22 comentarios


babiloniacrisis
babiloniacrisis
hace 3 días

Muy preocupante...

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Maribel Gámez
Maribel Gámez
hace 4 días

Nos alegra mucho que te guste.

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barbaraenelcole
hace 5 días

Habría que hacer algo, quizá a través de las sociedades médicas...

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marinamonroig
hace 5 días

La verdad es que es difícil de entender la inacción de las autoridades al respecto.

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brunosinibaldo
brunosinibaldo
hace 6 días

Dicen en el artículo y en tros que he leído, alguno anterior del blog, que hacen falta más estudios para saber qué consecuencias puede tener esta invación invisible. Pero yo creo que haber encontrado nanonoplásticos en la leche materna ya justificaría tomas medidas drásticas.

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marinamonroig
hace 5 días
Contestando a

Sin lugar a dudas.

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