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AMNESIA INFANTIL, EL MISTERIO DE LA MEMORIA PERDIDA. ¿POR QUÉ NO RECORDAMOS LA NIÑEZ?

  • Foto del escritor: Maribel Gámez
    Maribel Gámez
  • 3 abr 2024
  • 1 Min. de lectura



Sus padres creyeron que no podría olvidarlo nunca. Lidia, de tres años, se encontraba jugando en el patio de la escuela infantil junto a otros niños de su edad. Cogía arena con sus pequeñas manos, percibÍa su tacto rugoso, lo poco que pesaba, lo moldeable que se mostraba al obedecer sus deseos de agrupar los granos en pequeñas montañas. La podía hacer cambiar de lugar, si quería, tirándola al suelo para luego recuperarla, sin perderla. Su juego no tenía fin y su cerebro percibía la relación de poder que ella ejercía sobre su entorno, cambiándolo, transformándolo a su antojo.


Contenta, Lidia, se agachó para recoger con su pequeña mano otro puñado, lentamente, sin preocuparse de lo que ocurría a su alrededor. Pero estaba a punto de desencadenarse una pequeña gran tragedia...



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25 comentarios


miguelobero
miguelobero
14 abr 2024

Muy tranquilizador saber cómo funcionan las cosas; en este caso, la mente humana. Gracias

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martitagiraldez
09 abr 2024

❤️❤️❤️

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africalavandeira
africalavandeira
08 abr 2024

A veces es difícil saber si es mejor tener recuerdos o no...

Editado
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ubaldofortuno
ubaldofortuno
08 abr 2024

¡Qué buen y útil artículo!

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brunosinibaldo
brunosinibaldo
07 abr 2024

Siempre se ha dicho que no tener recuerdos de la infancia, o muy pocos, es signo de una infancia feliz. Si eso fuera cierto, entonces significaría que los malos recuerdos dejan más huella que los buenos. ¿Es así?

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