Ahora que en algunos sectores sociales y gubernamentales se está mirando con simpatía facilitar la comercialización y el consumo de cannabis, sin duda tanto por motivos recaudatorios como para fomentar el escapismo, la resignación y la falta de compromiso social, parece especialmente oportuno traer a colación una trabajada investigación realizada en Nueva Zelanda durante más de cuarenta años sobre consumidores de cannabis de mediana edad, recientemente publicada en American Journal of Psychiatry.
Lo que sigue a continuación es una traducción resumida de la misma.
Consumo de cannabis a largo plazo, reservas cognitivas y volumen del hipocampo en la mediana edad
La investigación se realizó sobre una muestra representativa de 1.037 personas nacidas en Dunedin, Nueva Zelanda, en los años 1977 y 1973, con seguimiento hasta cumplir los 45 años. La tasa de abandono del estudio fue del 6%. El consumo y la dependencia del cannabis se controlaron a los 18, 21, 26, 32, 38 y 45 años. El coeficiente intelectual se evaluó a los 7, 9, 11 y 45 años. Las funciones neuropsicológicas específicas y el volumen del hipocampo se evaluaron a los 45 años.
Un periodo de tiempo tan prolongado permitió comparar las capacidades cognitivas actuales de cada persona con las detectadas en la infancia y preadolescencia, antes de iniciar el consumo de cannabis. También permitió comprobar el papel desempeñado por el volumen de la materia gris del hipocampo en la mediación entre el consumo de cannabis a largo plazo y los déficits cognitivos.
Seis fueron los principales hallazgos significativos de la investigación:
En primer lugar, los consumidores habituales de cannabis a largo plazo mostraron una disminución del coeficiente intelectual y de aprendizaje y velocidad de procesamiento en la mediana edad en relación con su coeficiente intelectual en la infancia. Personas que los conocían bien describían que tenían problemas de memoria y atención.
En segundo lugar, los consumidores habituales de cannabis a largo plazo mostraron un deterioro del coeficiente intelectual significativamente mayor, un aprendizaje y una memoria más deficientes y peor velocidad de procesamiento mental que los consumidores habituales de tabaco o alcohol a largo plazo.
En tercer lugar, el funcionamiento cognitivo de los consumidores ocasionales de cannabis de mediana edad era similar al detectado en el resto de la población. Esto parece sugerir que el consumo recreativo infrecuente y no problemático de cannabis en la mediana edad no compromete el funcionamiento cognitivo.
En cuarto lugar, y pese a lo anterior, algunos consumidores ocasionales de cannabis mostraron déficits cognitivos sutiles.
En quinto lugar, los consumidores habituales de cannabis a largo plazo mostraron un menor volumen bilateral en el hipocampo total y en cinco de las doce subregiones estructural y funcionalmente distintas en comparación con los no consumidores.
En sexto lugar, el consumo frecuente y persistente de cannabis mostró correlaciones entre las dosis y los déficits cognitivos, así como, en menor medida, con la disminución del volumen del hipocampo en la muestra representativa.
Sin embargo, no queda claro que sea el menor volumen del hipocampo lo que medie entre el consumo habitual y persistente de cannabis y los déficits cognitivos. Otras zonas cerebrales, incluidas las implicadas en la recompensa y la motivación, podrían desempeñar un importante papel como mediadoras.
Este estudio tiene notables implicaciones:
En primer lugar, el consumo frecuente de cannabis a largo plazo se asocia sólidamente con déficits cognitivos en la mediana edad. Y los déficits cognitivos leves en la mediana edad son un factor de riesgo para la demencia. Se trata de déficits comparables a los déficits cognitivos observados en la mediana edad de individuos que desarrollaron a edad más avanzada demencia, según varios estudios.
En segundo lugar, es necesario investigar si los consumidores de cannabis a largo plazo muestran tasas elevadas de demencia en la edad adulta. Esto es importante dada la enorme carga social de la demencia, y es oportuno a causa de la confluencia de dos tendencias: el crecimiento de la población que envejece y las altas tasas de consumo de cannabis entre los adultos mayores de hoy.
Autores del estudio: Madeline H. Meier, Avshalom Caspi, Annchen R. Knodt, Wayne Hall, Antony Ambler, HonaLee Harrington, Sean Hogan, Renate M. Houts, Richie Poulton, Sandhya Ramrakha, Ahmad R. Hariri y Terrie E. Moffitt.
Traducción resumida de Alvaro Sánchez.
❤️
Muy bien dicho y explicado
Uffffffff.....
Muy útil. A buen entendedor...
❤️