Un estudio publicado en la revista Plos One el pasado 13 de septiembre ha puesto de manifiesto la relación existente entre el consumo de tabaco y/o cannabis y la mayor presencia de ansiedad y depresión en adultos estadounidenses.
La investigación está liderada por Nhung Nguyen, de la Facultad de Medicina de la Universidad de California, y han participado en la misma Noah D. Peyser, Jeffrey E. Olgin, Mark J. Pletcher, Alexis L. Beatty, Madelaine F. Modrow, Thomas W. Carton, Rasha Khatib, Djeneba Audrey Djibo, Pamela M. Ling y Gregory M. Marcus
La amplia muestra de sujetos estudiados entre 2020 y 2022, 53.843 mayores de 18 años de todo el país, con una media de edad de 51 años (67,9% mujeres), proporciona firmeza estadística a los resultados de las correlaciones obtenidas.
Los sujetos estudiados comunicaron en el momento de iniciar el estudio su consumo de tabaco y cannabis durante los anteriores treinta días, clasificándose en cuatro patrones diferenciados: consumo exclusivo de tabaco, consumo exclusivo de cannabis, consumo conjunto de ambas sustancias y no consumo. La ansiedad y la depresión experimentada por los sujetos se midieron repetidamente en encuestas mensuales. Para dar cuenta de las múltiples evaluaciones de resultados de salud mental dentro de cada participante, se utilizaron ecuaciones de estimación generalizadas (EEG) para examinar las asociaciones entre los patrones de consumo de tabaco y cannabis con cada valoración de salud mental.
En la muestra total por patrones, el 4,9% reportó consumo exclusivo de tabaco; el 6,9% consumo exclusivo de cannabis; el 1,6% consumo conjunto y el 86,6% no consumió ninguna de las dos sustancias.
Las proporciones de quienes informaron ansiedad y depresión fueron más altas para el grupo de co-consumo (26,5% y 28,3%, respectivamente) y más bajas para el grupo de no consumo (10,6% y 11,2%, respectivamente). En comparación con el no uso, las probabilidades ajustadas de trastornos de ansiedad y depresión resultaron más altas para el uso conjunto. En segundo lugar resultaron altas con el consumo exclusivo de cannabis y en tercer lugar con el consumo exclusivo de tabaco.
Sin embargo, en comparación con el consumo exclusivo de tabaco, el consumo conjunto de ambas sustancias y el consumo exclusivo de cannabis se asociaron con mayores probabilidades ajustadas de ansiedad, pero no de depresión.
En relación a la frecuencia de consumo, el uso diario (frente al uso no diario) de cigarrillos, cigarrillos electrónicos y cannabis se asoció con mayores probabilidades ajustadas de ansiedad y depresión.
En sus conclusiones, los investigadores afirman que el consumo de tabaco y/o cannabis, en particular el uso conjunto de ambas sustancias, se asocia con una mala salud mental. Por otra parte, plantean proponer el abandono del tabaco y el cannabis para abordar la mejora de la salud mental de sus consumidores.
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