Según la teoría triangular del amor de Sternberg, psicólogo norteamericano, una relación de pareja debe tener tres componentes, intimidad, compromiso y pasión.
La intimidad, se refiere a aquellos sentimientos dentro de una relación que buscan el acercamiento, el vínculo y la conexión. El compromiso implica la decisión de amar a la pareja y mantener el vínculo o, al menos, hacer todo lo que sea posible para poder mantener la relación de pareja.
La pasión es el deseo de unión con el ser amado como muestra de las emociones y sentimientos que se están sintiendo. Aquí se incluye la unión sexual con la pareja. Esta pasión no solamente incluye el contacto de tipo sexual con el otro, sino que contiene también el deseo de estar con aquella persona para expresarle el amor que se siente por ella.
La expresión del amor puede hacerse de muchas maneras, entre ellas, a través de las relaciones sexuales. Por lo tanto, este autor concibe la pasión como parte fundamental de la construcción del amor. Por lo que considera importante alimentar las distintas formas de expresión del amor o de la pasión que puedan existir.
Para las personas el contacto con otros es importante, forma parte de nuestra vida, por lo que dentro de una relación de pareja el contacto íntimo también puede ser primordial. ¿Significa entonces que el sexo es lo más importante en una relación de pareja? Esto va a depender de cada pareja y de cada individuo, de sus preferencias, prioridades, características personales, experiencias previas…Incluso dentro de una relación de pareja cada miembro puede considerar el sexo de manera diferente: tener más o menos deseo sexual, estar más o menos dispuestos a experimentar, darle más o menos prioridad a las relaciones sexuales y un largo etcétera.
Estas diferencias no son algo negativo y suceden con mucha frecuencia, lo importante es alcanzar el equilibrio con el que ambos se sientan cómodos y satisfechos. Por lo tanto, no creo que el sexo sea el protagonista dentro de la relación de pareja, pero quizás deberíamos darle un papel relevante dentro del cuidado de la relación, ya que es una de las cosas que diferencian claramente, las relaciones sociales (de amistad) con las relaciones íntimas (de pareja).
Para que una pareja pueda tener una sexualidad sana, debe tener una relación de pareja sana. No tóxica, un término que ahora está muy de moda utilizar en las redes sociales. Pero ¿sabemos diferenciar una relación de pareja sana de una tóxica?
Beck, uno de los fundadores de la terapia cognitiva, dice que el amor no es suficiente para que una relación pueda tener futuro y sea satisfactoria. Según el autor, existen cuatro elementos que favorecen una buena relación de pareja.
El amor: diferenciando el enamoramiento (que sucede al principio de una relación) del proceso de construcción del amor (que sucede a medida que la relación avanza). El respeto: tanto hacia uno mismo como hacia la pareja y que además, sea recíproco. Valores similares: una ideología, creencias, etcétera, que les permitan tener una visión común o al menos parecida de lo importante o necesario en la vida. Un proyecto de vida común: esto facilita que la pareja trabaje como un equipo hacia el mismo objetivo.
Si la relación se construye en base a estos cuatro elementos existen muchas probabilidades de que la unión sea sana y evolucione de manera satisfactoria, ya que parecen ser los cimientos mas estables sobre los que construir una relación de pareja. Incluso cuando los cuatro elementos, anteriormente señalados, sí están presentes en una pareja, son múltiples las causas por las que pueden solicitar la ayuda de un profesional e iniciar la terapia para salvar su relación: los celos, las infidelidades, la rutina, las discusiones, los problemas sexuales…
En el presente artículo me voy a centrar en los problemas sexuales dentro de la relación de pareja, ya que en muchas ocasiones no se toma en cuenta la repercusión que estos tienen sobre la salud mental de las personas.
En 1947 la Organización Mundial de la Salud (OMS) definió la salud como “un estado de bienestar físico, mental y social completo y no simplemente la ausencia de enfermedad o dolencia”. Fue en 1975 cuando dio un paso más, incorporar también la salud sexual, definida como “la integración de los aspectos somáticos, emocionales, intelectuales y sociales del ser humano sexual, en formas que sean enriquecedoras y realcen la personalidad, la comunicación y el amor.”
Asimismo, planteó que se requieren tres elementos básicos para la salud sexual: la posibilidad de disfrutar de una actividad sexual reproductiva en equilibrio con una ética personal y social; el ejercicio de la sexualidad sin temores, vergüenzas, culpas, mitos ni falacias (es decir, sin factores psicológicos ni sociales que interfieran con las relaciones sexuales) y el desempeño de una actividad sexual libre de trastornos orgánicos, enfermedades o alteraciones que la entorpezcan.
De este modo, la OMS considera la salud sexual no sólo como parte integrante de la salud general, sino también de la calidad de vida y de los derechos humanos.
Esta definición de salud, en la que se incluye la experiencia sexual de las personas, nos hace plantearnos la importancia que tiene el sexo en alcanzar una experiencia de vida satisfactoria en todos los sentidos. No solo a nivel físico, sino también a nivel psicológico.
Diversas publicaciones han informado de la existencia de una relación entre el deterioro en el funcionamiento sexual y la presencia de síntomas depresivos, ansiedad y malestar psicológico general. También se ha descrito una asociación significativa entre ciertas actitudes personales que favorecen un nivel óptimo de satisfacción sexual. Algunas de ellas son la erotofilia (mantener una actitud positiva hacia lo sexual y lo erótico), experimentar menor culpa sexual, una autoestima más alta y una imagen corporal positiva. Evidenciando la importancia de los factores psicológicos en las relaciones sexuales.
En el ámbito de las relaciones de pareja, la mayoría de quienes consultan por problemas en el área sexual refieren no poder comunicarse como quisieran con su pareja y estar insatisfechas sexualmente. Llegando a ser la insatisfacción sexual, en muchos casos, la causa de la separación.
Christensen y Wallace encontraron que a mayor habilidad para entender las necesidades que satisfacen a su pareja, mayor satisfacción sexual. Por lo que la comunicación parece ser la base indispensable para conseguir una relación sana en todos los sentidos.
Como señalan los especialistas, para que exista una relación sexualmente satisfactoria dentro del dormitorio, esta debe comenzar "fuera del dormitorio". El estado de ánimo, los niveles de estrés, las preocupaciones, pueden afectar directamente a la satisfacción sexual, ya que no solo es un acto físico, sino también psicológico.
Es importante señalar que la terapia de pareja se asocia con un incremento en la satisfacción sexual, ya que mejorar la comunicación es uno de los objetivos principales del proceso terapéutico.
Otro de los problemas que pueden sufrir la pareja en el terreno sexual son las llamadas disfunciones sexuales. Dentro de la psicología contamos con el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5), donde se recogen los diferentes tipos. Estas se refieren a fallos en alguna de las fases de la respuesta sexual humana y se clasifican en trastornos del deseo sexual, trastornos de la excitación sexual, trastornos orgásmicos y trastornos sexuales por dolor. Dentro de cada grupo existen diferentes tipos, por lo que en muchas ocasiones el diagnóstico del problema sexual en la pareja está claro. Esto es beneficioso a la hora de elegir las técnicas de tratamiento adecuadas en cada caso, desde la perspectiva de la psicología cognitiva conductual. Ya que las consecuencias de las disfunciones sexuales en la pareja pueden afectar no solo a la satisfacción sexual, también en la autoestima, interfiriendo incluso en otras áreas de su vida.
Las dificultades sexuales en las relaciones de pareja son mucho más habituales de lo que parece. Todavía hay cierto tabú a la hora de hablar sobre este tema; incluso en el caso de parejas que acuden a terapia por otro motivo, muchas veces este problema existe y no se nos comunica. Ya sea por inseguridad, miedo a hacerle daño a la pareja, sentimiento de culpa por no sentirse satisfechos…e incluso creen que traicionan al otro al exponer este tema a una tercera persona (profesional) cuando no lo han hablado previamente en la intimidad. Por lo que nuestra labor en las sesiones de pareja a veces se complica al no contar con toda la información. Además hay que destacar que la reacción y la actitud de la pareja ante el problema, es un factor fundamental y determinante en el éxito de la terapia.
Hay casos en los que solo uno de los miembros de la pareja acude a consulta. El hecho de no sentirse satisfecho con su vida sexual le causa un gran malestar. Incluso en estos casos, el trabajo con ambos, es necesario para poder obtener los mejores resultados en terapia. Se hace evidente, una vez más, la importancia de que la pareja trabaje no solo de manera individual, sino también de manera conjunta, como un equipo y esto solo es posible si existe una buena comunicación entre ambos.
En la terapia es necesario clarificar las causas del problema, determinar sus características (el malestar psicológico que genera y cómo este se manifiesta) e identificar aquellas circunstancias que estén manteniéndolo en el tiempo, para de esa manera poder elaborar una estrategia de intervención lo mas adecuada y adaptada a la pareja y que puedan lograr sus objetivos en la terapia.
Si tú o tu pareja estáis pasando por algún problema o queréis mejorar cualquier aspecto de los mencionados en el artículo, no dudes en ponerte en contacto con nosotras. Desde el centro de Psicología de Maribel Gámez estaremos encantadas de ayudarte.
Bibliografía
Sternberg, R. J. El triángulo del amor. Intimidad, pasión y compromiso. Paidós Ibérica, 2000.
Beck, A. T. Con el amor no basta. Cómo superar malentendidos, resolver conflictos y enfrentarse a los problemas de la pareja. Paidós Ibérica, 1990.
Zilbergeld B. The new male sexuality/revised edition/. Bantam Books.1992.
Hurlbert D. F., Apt C., Rabehl S. M. Key. Variables to understanding female sexual satisfaction: An examination of women in non distressed marriages. J Sex Marit Ther, 1993
Christensen L., Wallace L. Perceptual accuracy as a variable in marital adjustment. J Sex Marital Ther, 1976
Bennun I., Rust J., Golombok S. The effects of marital therapy on sexual satisfaction. Scandinavian Journal of Behaviour Therapy, 1985
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Efectivamente, y sobre todo en las relaciones de mayor duración, la voluntad y el esfuerzo por mantener la intimidad, y crear espacios propicios para que surja el deseo, así como renovar el compromiso dejando de lado los problemas cotidianos, son decisivos.
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Buen artículo, nada que ver con los anteriores. Gracias.
⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️
Excelente artículo Tamara!!
Necesaria reflexión, sobre todo después de ser padres...en donde las relaciones y momentos íntimos...pasan a segundo plano...