Ha transcurrido más tiempo del que el ciudadano libre y autónomo (aunque cada vez menos libre y, por tanto, menos autónomo) esperaba para retomar el estudio de Looking for Flynn effects in a recent online U.S. adult sample: Examining shifts within the SAPA Project. En realidad, ha pasado más de un día. Otros asuntos más urgentes e ineludibles le han tenido ocupado. Más urgentes, aunque no más interesantes. De hecho, esa pequeña pero muy útil porción de la actividad mental que se activa en un segundo plano, procesando de manera inconsciente datos y relaciones, no ha dejado de preocuparse por el asunto de la disminución de la inteligencia y parece que ha establecido algunas conexiones por su cuenta; de momento, parece ser, en forma de preguntas.
Sentado en el despacho ante la pantalla, la mirada se desliza entre ésta y la ventana. Árboles, un parquecillo. En segundo plano, edificios bajos y más árboles; al fondo, edificios altos, lo suficientemente lejanos como para que la sensación de amplitud visual se materialice como claridad mental en contraste con un atardecer que ya apunta en el Este hacia oscuridad. Es el momento perfecto para encender una pipa, ese momento casi mágico que proporcionan los días con vocación a ser los más largos del año.
Ya falta menos de un mes para el solsticio de verano, la noche más corta del año. Algo de lo que fueron muy conscientes quienes elevaron hace más de 5.000 años grandes piedras en círculos que marcaban con asombrosa exactitud el momento preciso del acontecimiento en la trayectoria solar. Ocurría una sola vez al año y podía ser contemplado por un gran número de personas convocadas al efecto, acudiendo incluso desde muchos kilómetros para presenciar el prodigio que daba inicio a la fiesta más alegre del año, sin frío y con la tripa razonablemente llena. El solsticio de verano, celebración de la vida.
El ciudadano ignora cómo efectuaron los cálculos quienes erigieron los círculos de grandes piedras. Pero, reflexiona, “lo que hicieron demuestra una inteligencia bien balanceada entre lo fluido y lo cristalizado: cálculos protomatemáticos y memoria e intuición social. Fomentando la cohesión social sobre los sólidos fundamentos de la naturaleza, a la vez que asignándoles significados místicos: el siempre buscado vínculo entre lo político y lo religioso, basamento del estado a lo largo de los siglos. Alto nivel de inteligencia demuestra, eso está fuera de toda duda. ¿Cómo queda eso en relación a la nuestra? En definitiva, ¿cómo ha evolucionado y evoluciona ahora la inteligencia humana?”
El objetivo del estudio Looking for Flynn effects in a recent online U.S. adult sample… era evaluar la capacidad cognitiva en los Estados Unidos entre 2006 y 2018. O, dicho de otro modo, si existía un efecto Flynn o su inverso medible para los 394.378 participantes adultos que participaron en el estudio, mayoritariamente mujeres, en los que se examinó una puntuación de habilidad cognitiva basada en el razonamiento matricial, el razonamiento verbal, series de letras y números (memoria) y rotación tridimensional. Como punto de partida se realizó una estimación de los valores esperables según edad en función de los datos de inteligencia media anteriores a 2006, con objeto de verificar si con los nuevos datos se apreciaba efecto Flynn, mantenimiento o regresión.
En general las puntuaciones obtenidas en todos los campos mostraron con claridad que los valores obtenidos por las cohortes de menor edad eran inferiores a lo esperado, incluso en inteligencia líquida, con la salvedad de las rotaciones tridimensionales. Así que los resultados del estudio están directamente en desacuerdo con los incrementos cognitivos observados por Flynn por década, que constituyen el efecto de su nombre, y se puede afirmar, pendiente de ulteriores estudios que lo confirmen, que en EE.UU hay que hablar ya de un efecto Flinn inverso o regresión de niveles cognitivos, aunque de una magnitud media relativamente modesta, de -0,029 puntos por año.
“Pues se podrá decir más alto, pero no más claro”, musita el ciudadano. “Eso sí, pendiente de ulteriores estudios, prudencia obliga. Porque las implicaciones son tremendas.”
La última parte del estudio investiga las causas por las que se produce el efecto Flynn o su reversión. Los autores, tras analizar diferentes teorías expuestas por otros investigadores, sugieren que se ha producido un cambio en la calidad o en el contenido de la educación y las habilidades para realizar exámenes dentro de esta gran muestra de Estados Unidos.
Y ello porque las puntuaciones fueron más bajas para los participantes más recientes en todos los niveles de educación. Lo que podría hacer pensar que el calibre de la educación ha disminuido en la muestra de este estudio y/o que ha habido un cambio en el valor percibido de ciertas habilidades cognitivas…
“… pendiente de ulteriores estudios, claro. Otra vez. A ver quién se atreve a afirmarlo a pecho descubierto. Todos están buscando el apoyo de otros para decir con mucho cuidado que la inteligencia en EE.UU. está en regresión. ¿Y en otros países?”
El ciudadano se recuesta en su sillón. Es consciente de que lleva un buen rato en tensión, volcado sobre la pantalla. Ahora no tiene miradas para la ventana. Sólo para lo que está leyendo y, hacia sí mismo, para lo que está pensando. Recuerda que cuando realizó la búsqueda en Google aparecieron otros artículos sobre el tema que parecían interesantes. Rehace la búsqueda. “Sí, ahí está, lo que yo recordaba”:
Flynn effect and its reversal are both environmentally caused (Tanto el efecto Flynn como su reversión están causados por el medio ambiente), de Bernt Bratsberg y Ole Rogeberg, del Ragnar Frisch Centre for Economic Research, Oslo, Noruega. Publicado en “PNAS Psychological and Cognitive Sciences” el 11 de junio de 2018.
“Vaya, es un estudio realizado sólo sobre varones, ya que los datos proceden de registros administrativos y puntuaciones de capacidad cognitiva en 817.611 varones de 18 a 19 años, reclutados para las Fuerzas Armadas noruegas, que cubren tres décadas de cohortes de nacimiento, entre 1962 y 1991. Y el resultado parece espectacular.”
Efectivamente, los resultados del amplísimo estudio, realizado sobre una buena parte de la población noruega, que en 1990 alcanzaba los 4.249.830 habitantes, son espectaculares, porque permiten fijar con precisión cuándo tiene lugar el punto de inflexión entre el incremento y la regresión de las habilidades cognitivas: entre 1975 y 1976. El gráfico adjunto lo muestra con toda crudeza.
Los datos confirman la tendencia Flynn positiva durante la primera mitad del período de observación, con efectos Flynn positivos y estadísticamente significativos para los años de nacimiento entre 1962 y 1975. Para este período, el efecto Flynn promedio es de 0,26 puntos de CI por año, similar a la ganancia anual estimada de 0,28 de CI correspondientes a un metanálisis basado en 271 muestras independientes de 31 países.
En cambio, entre las cohortes de 1975 y 1991, la disminución anual promedio estimada oscila entre −0,08 y −0,23 puntos de CI por año.
“¿Y las causas? ¿Qué dicen los noruegos de las posibles causas de este fenómeno tan preocupante?” El ciudadano se remueve visiblemente inquieto. La respuesta está a la vista:
Los análisis de los valores intrafamiliares, es decir, mediante comparación de los casos de hermanos, permiten afirmar que las explicaciones que involucran genes y factores ambientales fijos dentro de las familias (por ejemplo, educación de los padres, socialización efectiva de padres con baja capacidad económica y tamaño de la familia) son factores que pueden estar presentes, pero su influencia es insignificante en comparación con otros factores ambientales: cambios en la exposición o la calidad de la educación, cambios en la exposición a los medios, empeoramiento de la nutrición o la salud y efectos sociales derivados del aumento de la inmigración.
El ciudadano no puede evitar pensar que la corrección política que muestran las prudentes afirmaciones de los estadounidenses no tienen correlato en el caso noruego, llegando éstos a afirmar que la inmigración tiene más trascendencia en el caso que la genética. “Si bien también pudiera ser”, valora, “que los cinco años transcurridos entre la publicación de uno y otro estudio haya hecho extremar la prudencia a los primeros, que viven en un entorno académico dominado por la exhibición de emociones y cada vez más hostil a la razón.”
“Bueno, la situación parece clara y los hechos están sobre la mesa. Creo que ya sólo me queda echar un vistazo al último de los estudios citados, Seventy years, 1000 samples, and 300,000 SPM scores: A new meta-analysis of Flynn effect patterns (Setenta años, 1000 muestras y 300.000 puntuaciones SPM: un nuevo metaanálisis de los patrones del efecto Flynn), publicado en “Intelligence” en mayo-Junio de 2023 por Peera Wongupparaj, Rangsirat Wongupparaj, Robin G. Morris y Veena Kumari.”
“Por cierto, que ha venido fino el número de mayo-junio de “Intelligence”. Publicó tanto el estudio de Dworak, Revelle y Condon como este metaanálisis. ¡Venga, a por ello!”
El objetivo del metaanálisis intertemporal Seventy years, 1000 samples, and 300,000 SPM scores… es examinar las correlaciones temporales entre las puntuaciones medias de CI por año de publicación, agrupadas por tipos de países y grupos de edad a lo largo de siete décadas, entre 1948 y 2020. El conjunto de datos incluía 1.038 muestras independientes que incluían los resultados de 299.155 sujetos de 71 países.
Los resultados en general reforzaron la existencia de un efecto Flynn que mostraba una ganancia media de CI de 0,22 puntos por año pero, atención, esos valores medios, desagrupados, mostraron significativas diferencias por grupos de edad y, sobre todo por tipos de países.
Las ganancias más fuertes en CI tuvieron lugar en los países en vías de desarrollo y, dentro de esos países, en los grupos de edad más joven. Justo al revés que en los países del primer mundo. Siendo la mejora de los factores medioambientales durante el periodo estudiado (educación, alimentación, sanidad…) determinantes en relación a los genéticos, que no parecen intervenir demasiado en el seno de cada país.
El ciudadano está preocupado, bastante preocupado. Una cosa es intuir que la población de los países del primer mundo, como el que habita, podría estar experimentando problemas crecientes de deterioro cognitivo, en capacidades y conocimientos, y otra muy diferente verlo recogido como innegable realidad con abrumador despliegue de datos estadísticos y gráficos explícitos. Problemas que, sin embargo, no parece que tengan lugar en las poblaciones de los países en vías de desarrollo. En el mejor de los casos, es curioso; en el peor, aterrador.
Por la ventana clarea ya la madrugada. El tiempo ha pasado sin dejar más rastro que la información sobrevenida, que ya es bastante. El ciudadano, contra su costumbre, carga y enciende una segunda pipa. Se le arruga el ceño, porque se ha autoimpuesto no más de una al día. “Y una solamente voy a fumar hoy”, sonríe. ”Anoche era ayer, hoy es hoy. Técnicamente, cumplo.”
El ceño del ciudadano vuelve a enarcarse. Ahora piensa en las élites económicas y políticas que dirigen el mundo occidental. ¿Conocen o ignoran estos estudios? Para los políticos, el horizonte demográfico está fijado en las próximas elecciones. Los únicos impuestos que les preocupan son los que se van a recaudar hasta esa fecha.
En cambio, los banqueros, los tecnológicos o los energéticos piensan a corto plazo en quinquenios y a medio en decenios. Ténganse en cuenta, por ejemplo, las hipotecas a treinta y cuarenta años. Las inversiones que realizan así lo exigen y tienen que saber con razonable certeza quiénes y cómo van a ser entonces los clientes que paguen su energía, sus comunicaciones o sus préstamos. De hecho, no esperan a que se definan sus perfiles: los están ya conformando para la próxima década. Pero la economía y la política son las dos caras de la misma moneda. Sólo les separan sus respectivos tiempos, aunque ya tienen amplia experiencia en gestionarlos en beneficio mutuo.
“Malo es”, piensa el ciudadano libre y autónomo (aunque cada vez menos libre y, por tanto, menos autónomo), “que las élites no tengan en cuenta esta nueva realidad demográfica, menos personas cada vez menos inteligentes.” Mira por la ventana, ya es prácticamente de día. “Pero peor, mucho peor, sería que ya lo estén teniendo en cuenta.” El recuerdo de la presentación del escrito en los Juzgados de la Plaza de Castilla acude ominoso a su memoria.
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Muy interesante, estoy más que sorprendido y espero que se pueda hacer algo, sea lo que sea.
Quiero primero agradecer a todos los contertulios sus comentarios y felicitarles por su agudeza y oportunidad. El debate enriquece hasta límites insospechados cualquier planteamiento, más todavía si se trata de asuntos que tienen innegable trascendencia en nuestras vidas y en las de nuestros coetáneos.
Sin ánimo de exhaustividad, me he fijado especialmente en lo apuntado por neandertiendepuentes y DURKHEIMSOCIAL respecto a llevar de alguna manera al Colegio Oficial de la Psicología de Madrid nuestras preocupaciones sobre el asunto, pues como muy bien afirma este último, si esto no es de su especialidad, ¿de quién va a ser?
Y en el papel desempeñado en la innegable disminución de la inteligencia en Occidente por el desarrollo de la medicina y específicamente por…
Algunas personas lo venimos pensando, sobre todo desde la pandemia. Deterioro físico y mental. Aunque el mental quizá desde bastante antes.
⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️
Actualmente en la educación primaria no se estimula la inteligencia, sino las emociones. No parece que esté dando buen resultado...