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  • Foto del escritorMaribel Gámez

“Y ENCIMA ME VA A VENIR LA REGLA”



QUÉ DICE LA CIENCIA SOBRE CÓMO AFECTA EL CICLO MENSTRUAL


Son minúsculas. En la mayoría de ellas ni siquiera te puedes poner de pie. La construcción se limita a ser una especie de choza o cabaña hecha expresamente para aislar a la mujer en el período menstrual. El objetivo es mantenerla alejada físicamente del grupo al que pertenece por miedo a que durante ese momento del ciclo pueda provocar desgracias. Echar a perder las cosechas o ser capaz de enfermar a los hombres, contaminándolos de alguna manera, son solo dos ejemplos del poder destructivo que aún en algunas sociedades se le atribuye a la mujer que menstrua. Su regla es sucia y peligrosa. En Nepal, no hace mucho tiempo de esto, en el año 2019 [1], una muchacha muere asfixiada al intentar calentarse con un fuego que ella misma hace, en una de esas cabañas. Desde 2005, en ese país, están prohibidas las cabañas menstruales, así las llaman, pero la tradición de apartar a las mujeres persiste todavía en las zonas rurales.


Afortunadamente, en las sociedades occidentales, que han vivido el período ilustrado, germen de la razón y la lógica como instrumentos para conocer el mundo, esas cosas no ocurren. Se entiende por medios científicos cómo una mujer sangra sin herida que lo justifique. Que la menstruación es un proceso natural y cíclico que no daña a nadie y que solo significa una oportunidad perdida para la fecundación. Sin embargo, en Europa, la menstruación tampoco es acogida precisamente como algo de lo que alegrarse. El ciclo menstrual sufre otro tipo de tratamiento, una forma de tabú distinta, más refinada: la del lenguaje. Desafío a cualquier persona que lea este artículo a compartir en la zona de comentarios si alguna vez le han hablado positivamente acerca de la regla.



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